Defensa y la cúpula militar homenajean a Gutiérrez Mellado
El teniente general Gutiérrez Mellado fue homenajeado.
«Un soldado al servicio de la Constitución, un soldado al servicio de la concordia, un soldado al servicio de la ciudadanía». Los elogios fueron unánimes para recordar la actitud del teniente general Manuel Gutiérrez Mellado durante el 23-F. El vicepresidente primero del Gobierno aquel funesto día recibió ayer el tributo del Ministerio de Defensa y la cúpula militar. El acto celebrado en el Cuartel General del Ejército evocó su trayectoria conciliadora durante la Transición y puso el acento en la actitud del general frente a los golpistas.
La ministra Carme Chacón destacó su templanza en aquellos momentos tan duros, lo que refleja que «pocas veces el gesto de un solo hombre en un breve momento significó tanto, y tuvo efectos tan duraderos». Tras anunciar que Madrid dedicará una calle a Gutiérrez Mellado, la ministra resaltó que esta será la primera vez en la democracia que una ciudad dedique una de sus calles a un militar.
Chacón, que estuvo acompañada por el presidente del Congreso José Bono, entregó a la hija del general, Ana, una placa para que la coloque en la puerta del domicilio donde vivió el general, fallecido hace ahora 15 años.
Defensa de Suárez. José Bono hizo en su intervención una encendida defensa del expresidente Adolfo Suárez, de quien dijo que debería de haber sido «la figura principal» de ese acto y que se hubiese llevado el «más sincero de nuestros aplausos». No pudo acudir por la enfermedad crónica que le incapacita desde hace años. Bono destacó su «entereza y aplomo» durante el golpe, que le granjearon el respeto y aprecio de los españoles.
«Pocas personas -añadió entre rumores y comentarios- han llegado a concitar en la historia de España tanta adhesión social como la que hoy reúne Adolfo Suárez, y pocas personas podrán exhibir el cambio desde la situación actual a aquellas críticas inmisericordes, absolutamente horribles, que recibió de nosotros, sus adversarios, de la prensa, y de ustedes, sus amigos», en referencia a los escaños de la derecha, donde se sentaban los diputados de UCD, y que hoy ocupa el PP, partido en el que se integraron parte de los antiguos centristas.
Café con pastas. Tres décadas de arraigo democrático han logrado cambiar una ráfaga de metralleta por un café con pastas. En la tarde de ayer, a la misma hora y en el mismo lugar donde resonó el «¡quieto todo el mundo!» con el que Antonio Tejero quiso amordazar la voluntad popular, 144 diputados de la primera legislatura compartían merienda con los actuales propietarios de esos mismos escaños en los que hace tres décadas vivieron 18 horas al límite.
El Congreso recordó ayer lo ocurrido con una reunión de confraternidad plagada de anécdotas, reencuentros e imágenes que aquella noche hubieran sido sencillamente imposibles.