Diario de León

Lo difícil es no pisar el carril bici

La convivencia entre peatones y ciclistas se convierte en casi imposible entre el Espolón y el campus. Las calles Osorios y San Juan de Sahagún suman hasta cinco puntos críticos en sus intersecciones .

El carril bici a la altura del centro de la Palomera es el punto más crítico de todo el recorrido.

El carril bici a la altura del centro de la Palomera es el punto más crítico de todo el recorrido.

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MANUEL C. CACHAFEIRO | LEÓN
León

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El carril bici ha dejado de ser una reivindicación histórica para convertirse en un problema creciente en algunos barrios de la ciudad por una cada vez más difícil convivencia entre ciclistas, peatones y conductores. El problema no sólo tiene que ver con la necesaria educación sino también con el diseño del propio carril bici.

De los 22 kilómetros de ciclovías que tiene León, el más problemático es el kilómetro y medio que separa la plaza del Espolón del campus de Vegazana. Como en su día fueron peligrosos determinados cruces para el tráfico de coches, calles como Los Osorios o San Juan de Sahagún se han convertido en un verdadero caos.

Una mirada a cualquier hora del día, y especialmente a determinadas franjas como la salida y entrada de colegios, pone de manifiesto la difícil convivencia entre los viejos y los nuevos protagonistas del tráfico urbano.

La misma plaza del Espolón es ya un punto negro. Un semáforo regula el paso de coches, peatones y ciclistas junto al Arco de la Cárcel, pero a partir de ahí todo es posible: nadie sabe quién tiene prioridad en la bajada desde la plaza a la calle Fernando I y nadie mira el carril por el que circula.

En dirección al campus universitario, la calle San Juan de Sahagún, en el inicio del barrio de la Palomera, se situaría en lo más alto del podium de los errores por sus cruces conflictivos y por el punto negro en que se ha convertido el final de esta calle a la altura del centro de salud de la Palomera. Es el mejor ejemplo y el más peligroso. Carril bici y acera se cruzan como si fuera un paso a nivel sin barreras. A los cientos de personas que cada día se acercan hasta el centro de salud se une la salida y entrada al campus de Vegazana en determinadas franjas horarias del día. «Ha habido varios problemas; no graves, pero sí preocupantes», comenta un vecino de la zona.

En esta zona se podrían contar hasta cinco puntos críticos donde coinciden coches, ciclistas y peatones que cruzan la calle principal entre los barrios de la Palomera y San Mamés.

Otra de las zonas peligrosas, aunque no en la misma medida, se situaría en la avenida Independencia a la altura de la Subdelegación de Defensa. En dirección a Santo Domingo, el carril bici se diluye justo en uno de los puntos con más tráfico de la ciudad. Su señalización tampoco es la mejor.

En Fernández Ladreda también hay tramos peligrosos, en este caso porque el carril bici es paralelo a una de las avenidas más saturadas de la ciudad.

De hecho, la campaña de seguridad puesta en marcha por el equipo de gobierno esta misma semana no es más que el anticipo de una nueva ordenanza de Tráfico que, al peatón y al coche, tiene que añadir ahora al ciclista. De momento, la nueva normativa está en estudio, según ha dicho el concejal de Tráfico, Ricardo Gavilanes, aunque desde el PP se es consciente de que más pronto que tarde es necesario redactar una normativa definitiva.

León, con más de 2,5 millones de inversión, dio un gran salto en este sentido en el pasado mandato, al igual que otras muchas ciudades españolas.

Los problemas que se han ido generando no son tanto en el círculo que va desde Eras de Renueva hasta la Candamia por la zona de los ríos Bernesga y Torío, como en los tramos que atraviesan en centro urbano.

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