Diario de León

Vuelta de 180º a la discriminación

Los hombres, aunque estén formados, no encuentran hueco en el trabajo doméstico

César, paseando a su perro en La Condesa.

César, paseando a su perro en La Condesa.

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León

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 «En Sudamérica queremos a nuestros abuelos, estamos acostumbrados a cuidarlos en nuestras casas de generación en generación. Y somos más cariñosos, nos gusta chocholear con los ancianos». Además, en España se han preparado con cursos para atender a las personas mayores, incluso preparando comidas específicas para ancianos.

En Cáritas, un grupo de 15 hombres, algunos españoles pero la mayoría extranjeros, realizó un curso para aprender a cuidar la casa y la comida, y a las personas mayores.

Pero no encuentran trabajo en este sector. «No nos quieren ni los hombres. Prefieren que les atienda  una mujer, aunque no se haya formado como nosotros para esto. ¿Por qué sí aceptan a los enfermeros, y a nosotros no?».

Varios de los varones que realizaron este curso buscan afanosamente un empleo («si puede ser cuidando a personas mayores mejor, si no, en lo que sea»), pero se enfrentan con el rechazo del cliché de un trabajo mayoritariamente femenino y también con una competencia que hace que los pocos trabajos que encuentran apenas sean rentables. «A mi me han contratado unas cuantas veces en hospitales, pero para enfermos terminales. Es decir, por muy poco tiempo. ¿Las condiciones económicas? Podemos estar doce horas durante una noche en el hospital y nos pagan 30 euros. Es injusto, pero compensa si tienes necesidad de comer».

También hay otro tipo de necesidades. Como la de conseguir un contrato que permita formalizar los papeles y residir en León como «legal». «Uno se ocupa bien de los abuelos, pero no le dan oportunidad de traba

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