España recuerda a las víctimas de Yak-42 en el lugar donde perdieron la vida

Una nutrida comitiva española, encabezada por el embajador de España en Turquía, Cristóbal González-Aller Jurado, rindió hoy homenaje a las 75 víctimas mortales del accidente del YAK-42, ocurrido hace diez años en la costa nororiental de Turquía.

La delegación, en la que participaron varios altos cargos militares que acudieron desde la base de la OTAN en Esmirna, celebró tres sencillos homenajes en honor a los 62 militares españoles fallecidos en el accidente y a los 12 tripulantes ucranianos y uno bielorruso que viajaban en del avión.

"En primer lugar subimos al monte Pilav, donde se estrelló el avión y donde se halla el monumento a las víctimas, colocamos una corona de flores y observamos un minuto de silencio", relató a Efe González-Aller en conversación telefónica.

Recordó que se trata de una ceremonia que se realiza de forma regular cada año en el mismo lugar donde el 26 de mayo de 2003 se precipitó el avión Yakolev-42, que transportaba a 62 militares españoles de Afganistán a Zaragoza.

El aparato se estrelló al intentar aterrizar para una escala técnica en el cercano aeropuerto de Trebisonda, en la costa del Mar Negro.

Tras reunirse con los vecinos, las autoridades y la gendarmería de Atasu, el pueblo más cercano y cuyos habitantes habían sido los primeros en acercarse al lugar del accidente, la comitiva se dirigió a la cercana ciudad de Maçka, en la que también existe un monumento conmemorativo.

Un coronel jefe de las Fuerzas Armadas turcas y otro de la gendarmería regional participaron en el acto, además de los alcaldes de Maçka y Atasu, y un gobernador local.

Entre los militares españoles se hallaban el agregado de Defensa de la embajada, coronel Julián de Pablo, así como el general Andrés Freire García, asignado a la base de la OTAN en Esmirna, y varios altos oficiales de su equipo, uno de ellos hermano de uno de los fallecidos, según indicó González-Aller.

La delegación también colocó una corona de flores en el monumento a los 12 pilotos y tripulantes ucranianos fallecidos, añadió.

Con motivo del aniversario, el embajador condecoró tanto al alcalde de Atasu, Mustafa Köse, como al de Maçka, Ertugrul Genç, con la medalla al mérito civil y al militar, mientras que el imam de Atasu, Sait Topçu, recibió una medalla otorgada por el Ministerio de Interior español.

Topçu, una de las primeras personas en acercarse al lugar del accidente, había rescatado varias pertenencias de los soldados fallecidos que luego envió a sus familiares en España.

"Cuando subí hasta el lugar vi que el avión y los cuerpos estaban en llamas. Recogí la placa, las tarjetas de visita, algunas fotografías y otros objetos personales de un soldado y luego lo envié a su familia", explicó el imam en recientes declaraciones a la agencia turca DHA.

"Fue un acto sentimental. Estoy orgulloso de recibir la medalla, no como individuo sino como ciudadano turco y como religioso; hice lo que tenía que hacer", añadió.

González-Aller destacó que los dos municipios cuidan de forma excelente de los monumentos, algo laborioso sobre todo en el caso del de Atasu, situado en pleno monte, donde se estrelló el avión.

Con este motivo, la embajada ha firmado hoy con ambos alcaldes la entrega de una cantidad única de 2.600 euros, aportados por el Ministerio de Defensa, como subvención para mantener los monumentos y agradecer la labor realizada durante estos diez años.

"Las autoridades locales, las Fuerzas Armadas, la gendarmería y los vecinos siempre se han volcado con nosotros", destacó el diplomático.

El embajador confirmó que según la gendarmería local, la dueña de los terrenos donde se estrelló el avión, Fatma Karahan, antes de morir había comunicado a su marido, Abdulkadir, su deseo de legar a España el espacio del siniestro, "regado con sangre española".

Pero nadie de la familia se ha puesto en contacto directo con la embajada y la información no deja de ser confusa, ni aclara si los destinatarios serían las familias de las víctimas o el Estado español, observó González-Aller.

Abdulkadir Karahan ha desmentido a la prensa local que quiera legar "todo el terreno", utilizado como pasto de ganado, pero confirmó que cedió el espacio para el monumento.