Las bicicletas también son para el invierno

Una bici tras otra van llenando la plaza de Guzmán. La gente se arremolina con su vehículo de dos ruedas entre los jardines de La Condesa y el quiosco de música. Van a dar las ocho de la tarde y hace rato que oscureció. La reunión de bicis causa perplejidad: «¿Para qué es?», pregunta un peatón.

Es la Bici Crítica. Un movimiento ciudadano que surgió en San Francisco hace 21 años y llegó a León en diciembre hace dos. «La singularidad de la masa crítica es que va dirigida a la población, cambia la conciencia actuando. Su lema es que si cambia la gente, cambiarán las políticas. George Bliss definió la masa crítica a partir de un fenómeno que observó en China: «En los cruces sin semáforos, los ciclistas se van acumulando hasta llegar a un número tal que les permite cruzar sin riesgo».

«En León nos reunimos en la plaza de Guzmán los últimos jueves de mes y salimos en masa con la bici para reivindicar la bici como medio de transporte», contesta al ciudadano curioso un asiduo a la biciconcentración. Nicolás, profesor de instituto jubilado, aplaude la iniciativa y recuerda que «hace 25 años fui testigo de la primera recogida de firmas para que se hiciera un carril bici en León».

Ahora el municipio cuenta con 17,8 kilómetros de carril-bici en nueve tramos y 680 plazas de aparca bicicletas en torno a edificios públicos y zonas de afluencia (carriles bici, parques y zonas de ocio, principalmente).

León cuenta con seis zonas 30 medida que abarca, además de la limitación de velocidad, la prioridad de peatones y bicicletas sobre los vehículos a motor. Son el paseo de Papalaguinda, el Campus de Vegazana y los barrios de San Claudio, San Mames, el Crucero y el Egido. Otra zona especial el Casco Histórico con una limitación de velocidad de 10 km/h para todos los vehículos tanto motorizados como no, además de las restricciones de acceso, sólo residentes y carga y descarga en determinados horarios.

Julián es uno de los leoneses que siempre se desplaza en bici. «Empezamos a salir los sábados a reivindicar el carril bici. Ahora veo que se desplaza más gente a la universidad. La crisis ha ayudado mucho», explica. El panorama ha cambiado mucho: «Hace años, en invierno sólo andábamos en bici un barrendero y yo», recuerda.

«El futuro es ésto», asegura Manolo, uno de los líderes de Bici Crítica. Con su mano señala a la gente que va llegando a la concentración. Menos participación que en septiembre, que batió el récord con un tiempo fantástico y a plena luz del día, pero más de la que se esperaba «por el frío y la noche». Manolo hace 5.000 kilómetros al año en bici. Es su vehículo de trabajo, desde Oncina de la Valdoncina a Valdelafuente.

La bici se ha convertido en el vehículo para desplazarse al trabajo de muchos trabajadores en empresas como Miguélez, en Trobajo del Camino. «En los dos últimos años ha sido un boom», admite José Antonio Bardón. José Acedo, su compañero, es otro de los que ha cambiado el coche por la bici para ir a trabajar.

Es la primera vez que acude a Bici Crítica. Viene con su esposa, Begoña, maestra del colegio Trepalio, y su hija Irene. «Apoyamos la bici y nos ha gustado mucho, aunque ha habido un poco de lío», apostillan. A muchos coches no les pareció buena idea la masa crítica de ciclistas que ralentizaron su marcha en un jueves que era viernes. Se escucharon muchos pitidos y la respuesta de la masa crítica fue contundente. Timbres y voces sonaban al unísono: «¡Yo pedaleo y no me cabreo!», repitieron.

La marcha, que duró una hora, arrancó muchas sonrisas de complicidad a los peatones que se paraban al paso del pelotón.

«Es rápido, barato y si hubiera un poco más de civismo sería hasta seguro», afirma Juan, que acude a la Bici Crítica con su hija Lidia desde hace casi un año. Juan es partidario del casco, incluso de su uso obligatorio en la ciudad.

La asociación León en Bici no comparte la idea del casco obligatorio. Constituida tras casi dos años de Bici Crítica en León, la asociación promueve una campaña para exigir al Ayuntamiento de León una política de movilidad que contemple a las bicis en positivo y no en negativo.

«La bicicleta ha experimentado un notable auge en León y en muchas ciudades españolas durante los últimos años, de lo que debemos congratularnos por sus indudables efectos positivos sobre el medio ambiente y la salud pública», asegura Arturo Castro, su presidente.

Imponer el casco para bicis en el entorno urbano de León para todos los ciclistas «sería negativo y su efecto global sobre la seguridad del tráfico, la salud pública y la mejora del medio ambiente urbano es discutible», agrega.

El concejal de Tráfico, Ricardo Gavilanes, asegura que la obligatoriedad o no del casco «depende de la modificación del reglamento general de circulación» al igual que la posibilidad de que las aceras de más de tres metros se hagan compatibles para bicicletas y peatones.

Hasta que no haya modificaciones está prohibido ir con la bicicleta por la acera. «Las multas son de 200 euros», subraya Gavilanes. Por ahora, no hay más medidas en cartera para favorecer el uso de la bici como medio de transporte. Únicamente la reciente creación de una comisión que coordina a los municipios del alfoz para facilitar la movilidad de unas poblaciones a otras, pero no exclusivamente en bici.

El Plan de Movilidad subraya que la estrategia para la ciudad «no consiste sólo en construir carriles en todo el viario del municipio, sino en integrar la bicicleta como medio de transporte competitivo y seguro».

La encuesta de movilidad señala que la demanda de bicicleta en León «es moderada»: 0,28% sobre el total de viajes y 0,5% de los viajes efectuados por la población de edad entre 10 y 24 años. Las cifras del plan de movilidad de la Universidad de León son bien distintas: el 6% de los desplazamientos se realizan en bici frente al 53% en vehículo privado, 26% a pie y 14% en transporte público, según datos de la Oficina Verde de la ULE.

«Durante los últimos años, se ha notado un incremento del número de personas (estudiantes y trabajadores de la Universidad) que acuden diariamente en bicicleta al Campus de Vegazana», admite el director del área de Calidad Ambiental y Universidad Saludable, Arsenio Terrón. Tal es así, que es muy frecuente ver los aparcabicis del campus están completamente saturados de bicicletas a diario.

El estudio realizado por la empresa Steer Davies Gleave desvela que el porcentaje de uso de la bici en la ULE quintuplica al uso de la bicicleta en la ciudad en conjunto y pronostica que para el año 2015, el uso de la bici alcanzará el 9%.

Las personas van en bici al campus demandan una mejora de los carriles bici (especialmente el carril bici de la Avda. de la Serna, y el que llega desde Navatejera), continuidad y conexión de los tramos y un mayor respeto del propio carril bici por parte de los peatones y coches. También solicitan más aparcabicis en el campus y el refuerzo de la vigilancia policial para evitar robos de bicicletas.

La conectividad de unos carriles con otros para crear trayectos seguros en la ciudad es una aspiración general. Pero no hay planes al respecto. El equipo de Gobierno actual no tiene en mente ninguna medida para facilitar más el uso de la bici. «Existe la posibilidad de suprimir algún aparcamiento y de reducir la velocidad a 20-30 kilómetros por hora en vías de una sola dirección», admite el edil de Tráfico.

El plan de ordenación urbana prevé un total de 50 kilómetros de carril bici, por lo que el trazado total supone el 36% del total previsto. La prolongación de las vías hacia las pedanías y el alfoz es otra de las asignaturas pendientes, así como la elaboración de una ordenanza específica que reconozca a la bici como medio de transporte.

El plan contempla otras medidas como la coexistencia de bicicletas y peatones en Ordoño II, Ciudad Antigua, Padre Isla hasta el cruce con Suero de Quiñones y puente de San MarcosM; con transporte público en Mariano Andrés, San Ignacio, Facultad de Veterinaria y Corredera-Independencia; con vehículo privado en Reyes Leoneses, carretera de Carbajal, José Aguado, Suero de Quiñones, José Mª Fernández y calle Buen Suceso-San Pedro.

El plan sectorial de bici contempla su trayecto segregado, es decir, en carril en Fernández Ladreda (ejecutado), alcalde Miguel Castaño por el Camino de Santiago, Pendón de Baeza, José Aguado, Avenida del Parque, llegada a la Ronda Este desde La Lastra y avenida doctor Fleming y Antibióticos, todos ellos pendientes.

Un plan de papel mojado

El plan de movilidad aconseja potenciar el sistema de préstamo de bicicletas. Pero la bici ya no presta tanto a los políticos. En 2007 muchos se subieron a las dos ruedas para hacerse fotos con los nuevos servicios en León, Ponferrada, Villaquilambre, San Andrés. En la capital ya hay 10.189 personas con carné para usar estas bicis.

Inicialmente el Ayuntamiento de León compró 300 bicis, pero hay en circulación tan sólo 90. Otras 90 han sido sustraídas o están deterioridadas y 120 están en el almacén, según datos del Ayuntamiento de León. En 2010 se ampliaron los puntos de préstamo de 16 a 21. El último inaugurado fue en el Polígono X.

Sin embargo, el uso de este servicio ha descendido notablemente. En 2012 se registraron unos 70.000 servicios, mientras que a 1 de noviembre de 2013 la cifra es de 39.000 préstamos. El concejal no ve una relación entre escasez de bicicletas y descenso del uso de este servicio.

Gavilanes no se analizado esta tendencia que contrasta con las cifras del sistema de préstamo de la Universidad de Leónque comenzó en el año 2010 con más de 150 bicicletas disponibles. El total de préstamos realizados supera los 4.000, y hay más de 940 usuarios registrados. La ULE tiene convenios con diferentes comercios de bicicletas de León (Robles y Urbanbiker), para comprar bicicletas y accesorios con descuentos. Una vez al año organiza un mercadillo de bicicletas usadas, para comprar o intercambiar bicicletas.