Diario de León

Rebelión en la academia del PP

Temas polémicos como el nuevo sistema de financiación, la ley del aborto, los congresos regionales y las encuestas enfrentan a dirigentes populares.

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A. Montilla | Madrid
León

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La clausura de los tensos congresos regionales de Andalucía y el País Vasco, un comité ejecutivo nacional conciliador y una reunión con presidentes provinciales en la que acotó la fecha para conocer el cabeza de lista a las europeas. Y todo ello, en menos de quince días. Mariano Rajoy no había pisado tantas veces, ni tan seguido, el partido desde que llegó a la Moncloa en diciembre de 2011. La temporada de incendios se ha adelantado al verano en el PP y su presidente, que reconoce que su tarea de Gobierno le impide dedicarle a su formación el tiempo suficiente, intenta recuperar la disciplina interna.

Esta es la particular rebelión en las aulas del PP, que enfrenta a presidentes autonómicos entre sí o con sus ministros por temas como el nuevo modelo de financiación autonómica, la reforma de la ley del aborto o el método para elegir los candidatos electorales. Una espiral que amenaza con distorsionar la inminente campaña electoral de las europeas, que se celebrarán el 25 de mayo.

Eso sí, el líder de los populares impone el orden a su manera. La contundencia la raciona. La aplicó, por ejemplo, a la hora de prohibir a los suyos valorar el denominado caso de los papeles de Bárcenas con otra respuesta que no fuera la del máximo respeto por el procedimiento judicial.

Por lo demás, a Rajoy no le importa ralentizar, por ejemplo, la tramitación de la nueva norma que regirá la interrupción del embarazo en España si con ello atempera los ánimos. Al resto de asuntos, salvo excepciones como la de su inequívoco respaldo a Juan Manuel Moreno en Andalucía y Arantza Quiroga en el País Vasco, le aplica su calculada ambigüedad.

«No te mata»

Tanto es así que muchos no se dan por enterados. «A veces a los que tenemos responsabilidades en un gobierno o en un partido nos gusta sentirnos mandados», explica un abigarrado dirigente popular. «Rajoy no te mata, te deja que tú mueras solito», expone otra fuente que recuerda que pese a las apariencias, es peligroso tener como adversario político al jefe del Ejecutivo.

Los críticos de María Dolores de Cospedal, que solo muestran su desacuerdo en privado, aseguran que si la secretaria general asumiera este trabajo de trincheras, Rajoy evitaría tener que pisar la arena del PP. «El problema es que Cospedal es presidenta de una comunidad autónoma y no puede atender todos los frentes del partido», insisten sus detractores.

Lo cierto es que 2014 ha puesto al descubierto a un PP menos cohesionado de lo que promulga su cúpula, sorprendido por portazos como el que dio Jaime Mayor Oreja o amenazado por la derecha con formaciones como Vox. Ni en los momentos más arduos de la legislatura, en los que Mariano Rajoy metió la tijera en todas las partidas presupuestarias y subió impuestos en contra del propio programa electoral del PP, los barones regionales mostraron su desacuerdo con ciertas decisiones del Ejecutivo de manera tan expresiva.

¿A qué obedece este estado de exacerbación? Las encuestas, que constatan una continua fuga de apoyos desde 2011, ya alertan sobre la posible pérdida de la mayoría absoluta en plazas como las comunidades autónomas de Madrid o Valencia.

Una de las banderas que más enarbolan es la del agravio. Y no solo en relación con Cataluña. El madrileño Ignacio González, que ya tuvo en diciembre un rifirrafe con el ministro Cristóbal Montoro a cuenta de las balanzas fiscales, deslizó que el País Vasco y Navarra, con conciertos económicos propios, deberían aportar 3.200 millones de euros más a las arcas del Estado para igualar las aportaciones al fondo de solidaridad que hacen el resto de gobiernos regionales.

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