Diario de León

Desenroscando la barretina

Los ‘catalanes nuevos’

Uno de cada tres ciudadanos de la comunidad ha nacido fuera y el 42% se siente tan catalán como español, según un sondeo de la Generalitat.

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Inés Galalstegui | Madrid

«Me llamo Julián González López, nací en Jaén hace 52 años y soy independentista». Esta es una de las voces que recoge el documental La fuerza del sí , difundido hace dos semanas por el colectivo Moltes Mercès. Más allá de una sucesión de variaciones del ‘España nos roba’ pronunciadas por inmigrantes de primera y segunda generación, con fondo musical de guitarra española, la película de 21 minutos es la prueba de cuánto le preocupa al movimiento secesionista captar, de cara al referéndum del 1 de octubre, la voluntad de esos ‘nuevos catalanes’ que constituyen más de un tercio de la población. El nacionalismo nunca ha terminado de desenroscarse la barretina. La mayoría de sus líderes han abandonado el racismo más crudo —Jordi Pujol decía en los setenta que «el hombre andaluz vive en la ignorancia» y el fundador de ERC, Heribert Barrera, era partidario de «esterilizar a los débiles mentales»—, pero el etnicismo asoma la patita en su discurso de vez en cuando: en 2015 Oriol Junqueras aún defendía que «los catalanes tienen más proximidad genética con los franceses». Pero la sociedad es rica y plural y ya no hace falta tener ocho apellidos catalanes para querer la independencia ni ser forastero para rechazarla.

Según un sondeo realizado por la Generalitat el año pasado, casi el 42% de los encuestados se siente tan catalán como español; un 33%, más catalán y un 14%, más español. Solo la sobrerrepresentación electoral de las provincias más rurales, frente a Barcelona y su área metropolitana, explica el peso político del bloque secesionista: Junts pel Sí y la CUP tienen mayoría absoluta de escaños con el 47% de los votos. Este sesgo no existiría en un hipotético referéndum, en el que cada voto vale igual. El término ‘charnego’, con el que hace unos años se denominaba despectivamente a quienes llegaban en los 60 y los 70 en busca de trabajo y futuro, ya no significa lo mismo. Anna Gabriel y Antonio Baños, de la CUP, y Gabriel Rufián, de Esquerra, reivindican ahora sus raíces ‘xarnegas’. Respecto a los extranjeros de la segunda oleada migratoria, el Govern ha procurado su ‘catalanización’. Ese fue el sentido de la Fundación Nous Catalans, que recorrió centros sociales y mezquitas —en la región vive medio millón de musulmanes— para atraerlos al ‘procés’. La entidad cerró tras una cadena de escándalos, después de movilizar al colectivo para la consulta del 9-N.

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