El mal tiempo puede más que la indignación

Un enorme aguacero amargó hoy la manifestación frente a la Delegación del Gobierno en Barcelona que organizó la CUP para protestar por el encarcelamiento de los presidentes de Omnium y la ANC, Jordi Cuixart y Jordi Sánchez. Convocada bajo el lema "¡Detengamos la represión!, salgamos a la calle sin miedo a reclamar la República y la libertad para los Jordis", la de ayer se trató de la primera convocatoria de los anticapitalistas al margen del resto de fuerzas y entidades secesionistas, y pinchó. Apenas registró una asistencia de un centenar de personas, si bien es cierto que a las 18.00 horas, momento en el que comenzó la manifestación, llovía con mucha intensidad en la ciudad condal.

La concentración, en la cual se escucharon gritos de "fuera la fuerzas de ocupación", estuvo vigilada por un amplio dispositivo de fuerzas de seguridad. En un primer cordón policial, los antidisturbios de los Mossos protegieron el perímetro de la calle en la que está la Delegación del Gobierno. Tras los efectivos de los Mossos, se desplegó la Policía Nacional para custodiar la entrada al edificio. La convocatoria de la CUP es una más de las que se han registrado desde el pasado martes. Y es que la orden de prisión para Sánchez y Cuixart dictada por la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela ha vuelto a activar la movilización soberanista. El martes, unas 200.000 personas marcharon en Barcelona para pedir su puesta en libertad y el sábado se espera una nueva demostración de fuerza del secesionismo en las calles de capital catalana. Además, la llamada Crida per la democracia, que agrupa a las entidades soberanistas, pondrá a partir de hoy una nueva modalidad de protesta, que califican de "acción directa". "No tenemos ejército, somos gente de paz, pero tenemos el arma más poderosa: todos y cada uno de nosotros",