Diario de León

Iglesias endosa a sus barones los pésimos resultados del 26-M

El líder de Podemos rechaza la descentralización del partido que exigen sus críticos.

Pablo Echenique y Pablo Iglesias en el Consejo Ciudadano Estatal de Podemos. CHEMA MOYA

Pablo Echenique y Pablo Iglesias en el Consejo Ciudadano Estatal de Podemos. CHEMA MOYA

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ander azpiroz | madrid

Dos semanas después del descalabro del 26-M, Pablo Iglesias se sentó frente a frente con sus barones territoriales, algunos de los cuales le responsabilizan a él de un retroceso electoral que ha supuesto perder los ‘ayuntamientos del cambio’ -salvo Cádiz y quizá Barcelona- y tocar fondo en todos y cada uno de los parlamentos autonómicos.

El líder de Podemos abrió ayer el Consejo Ciudadano Estatal -máximo órgano de gobierno del partido entre asambleas ciudadanas- con humildad. «Hemos sufrido un retroceso más que notable que llama la atención. Salvo excepciones son unos resultados muy malos», reconoció poco después de tender la mano a los dirigentes territoriales: «Quiero escucharos a todos». Pero no parece que lo que le dijeron a continuación a puerta cerrada vaya a cambiar lo más mínimo su forma de dirigir el partido. Y es que, acto seguido de las buenas palabras, Iglesias pasó a la ofensiva.

Lo primero que hizo el secretario general fue sacar pecho por su remontada a las encuestas el 28 de abril. «Llama la atención que se produjese el resultado del 26 de mayo tan solo un mes después de las generales, en las que fuimos de abajo a arriba y obtuvimos un resultado superior a lo que cabía esperar semanas antes de las elecciones», destacó. Era la estrategia prevista. Fuentes del partido ya habían destacado días antes que, mientras que Iglesias se hizo con un 14,3% de los votos en las generales, los candidatos regionales se quedaron tan solo cuatro semanas después en una media del 6,8%. El mensaje que lanzó el jefe de filas a quienes han pedido su cabeza es que, a día de hoy, él ha sido y es el mayor activo político del partido.

En su ataque nada velado puso en duda la valía de algunos de los candidatos autonómicos. Se refirió con poco disimulo a candidatos como el de Aragón, Nacho Escartín, uno de los más críticos tras las autonómicas con el líder nacional. No le nombró, pero sí a Pablo Echenique para resaltar que con él como cabeza de lista Podemos obtuvo en 2015 más de un 20% de los votos frente al 8% de Escartín. Aún así, el líder de Podemos destacó que la diferencia entre lo logrado en las tres generales que ha disputado Podemos y las dos autonómicas ha sido una constante. La causa la achaca a la falta de implantación territorial, un problema que el martes le costó a Echenique su puesto como secretario de Organización. Pero «el problema es de todos», zanjó Iglesias. Y especialmente de los barones, pareció insinuar.

Una vez defendido su liderazgo, el secretario general apuntó contra quienes piden una descentralización del partido para convertir a cada territorio en una organización cuasi independiente. Es la exigencia que desde hace años mantiene sobre la mesa la andaluza Teresa Rodríguez y a la que tras el 26-M se han sumado otros dirigentes, como el propio Escartín. «No es broma, cuando en la campaña llegaba a un territorio tenía que preguntar a los compañeros cómo nos llamábamos allí para no equivocarme», dijo. «Y si nos causa confusión a nosotros, es evidente que a muchos ciudadanos también», añadió.

Precisamente una de las mayores batallas internas de los últimos meses se dio cuando Rodríguez y los suyos decidieron concurrir a las elecciones andaluzas del pasado diciembre bajo la marca de Adelante Andalucía, pese a la oposición frontal de un Echenique que al final tuvo que dar su brazo a torcer.

Iglesias también desgranó ante el Consejo Ciudadano las razones de su determinación por entrar en un Gobierno de coalición con el PSOE, una posibilidad que rechazan los sectores más izquierdistas de Podemos, con los anticapitalistas y la organización andaluza a la cabeza. Según justificó, a pesar de lo sucedido en las autonómicas y las municipales, los casi cuatro millones de votos de las generales siguen teniendo el mismo valor a la hora de condicionar la investidura.

Hizo también hincapié en que los acuerdos programáticos son «papel mojado» si no se está en el Consejo de Ministros para asegurar que se cumplen o que sin Podemos a su lado vigilando los socialistas «se irán en cuanto tengan oportunidad con la derecha». Para Iglesias es evidente que Pedro Sánchez ya ha intentado atraer a Ciudadanos, e igual de evidente es que no lo ha conseguido. Por eso seguirá presionando con sus 42 diputados para que el presidente del Gobierno en funciones le ceda una parcela de poder.

De lo que no habló el secretario general de Podemos fue de adelantar Vistalegre 3 para que los inscritos puedan decidir sobre el futuro liderazgo del partido. Es lo que le exigen los críticos, pero Iglesias prefiere guardarse esa baza para más adelante. Lo prioritario ahora es el Gobierno de coalición.

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