Diario de León

La unidad ìndepe’, vista para sentencia

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Absolución y unidad. Estas fueron las dos reivindicaciones que más se escucharon en las manifestaciones independentistas celebradas el pasado miércoles en plazas de toda Cataluña con motivo del final del juicio. No fueron multitudinarias. La primera petición depende únicamente de los jueces del Supremo. La reclamación de unidad sí interpela directamente a las fuerzas secesionistas, enfrascadas en una lucha por la hegemonía del soberanismo desde hace años. ERC y Convergència (ahora JxCat) se embarcaron hace años juntos en el proceso hacia la independencia, que ha acabado como el rosario de la aurora con doce dirigentes sentados en el banquillo, pero ya no comparten hoja de ruta.

Esta división se ha hecho más patente durante el juicio y en concreto en los alegatos finales de los acusados.

ERC apuesta por el diálogo. «Lo mejor para todos sería devolver la cuestión al terreno de la política, de la buena política, de donde nunca debería haber salido, al terreno del diálogo, la negociación y el acuerdo», afirmó Oriol Junqueras. Los dirigentes de JxCat, en cambio, fueron mucho más enérgicos, más emocionales, escenificando que el espacio político que se articula en torno a Carles Puigdemont basa su estrategia política en la denuncia y la proclama. «Descabezándonos a unos cuantos no se va a descabezar el independentismo ni la voluntad de tantos catalanes de decidir su futuro político (...) Estoy aquí por mis ideas y porque no renuncié a mi actividad política», expresó Jordi Turull, exconsejero de la Presidencia. En un tercer plano se situó Jordi Cuixart, presidente de Omnium, que está al margen de la disciplina de los partidos. Cuixart marcó la línea más dura. «No hay ningún tipo de arrepentimiento».

«Y les digo sin ningún tipo de acritud o prepotencia y con toda la serenidad del mundo que estoy convencido de que lo volveremos a hacer (...) pacíficamente, serenamente, pero con toda la determinación del mundo». El presidente de la Generalitat, Quim Torra, hizo suyas las palabras del líder de Omnium. «Lo volveremos a hacer», dijo. Y eso a pesar de que si algo ha quedado más o menos claro en el juicio es que el mantra del mandato para hacer efectiva la república no es más que un recurso retórico para mantener viva la llama del ‘procés’.

La prueba del siete de que la unidad secesionista es más que una quimera se vivió ayer en medio centenar de poblaciones catalanas, algunas muy destacadas como Sant Cugat o Figueras en las que JxCat y ERC no fueron capaces de ponerse de acuerdo para gobernar juntos.

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