Diario de León

El PSOE asume que el Congreso no le votará hasta septiembre

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En el PSOE empieza a extenderse la sensación de que la investidura de Pedro Sánchez se dilucidará en septiembre. Los socialistas creen que Pablo Iglesias, al convocar una consulta interna, se ha cerrado a sabiendas las puertas para negociar con Pedro Sánchez. Si se encastilla en la demanda de un gobierno de coalición sabe que el acuerdo con Pedro Sánchez será imposible, y eso va a ser lo que decidan las bases moradas. Nadie tiene la menor duda de que el resultado de la votación entre los 190.000 inscritos de Podemos con derecho a voto será favorable a «un acuerdo integral de gobierno de coalición» y «sin vetos» a nadie, como reza en la primera opción de respuesta. Iglesias vería así legitimada ante los suyos su postura y nadie podrá acusarle dentro de su partido si las negociaciones descarrilan. En la otra orilla, Sánchez, según garantizó él mismo en la reunión de la dirección del PSOE del pasado lunes, no va a dar su brazo a torcer, al menos por ahora, y no va a aceptar que Iglesias o miembros de su equipo tengan silla en el Consejo de Ministros. Con este desacuerdo en ciernes el fracaso en las votaciones del 23 y 25 de julio parece inexorable.

Aunque el líder socialista no tira la toalla y en los ocho días que quedan para el debate en el Congreso volverá a hablar con Iglesias, en el PSOE gana cuerpo la idea de que la investidura en julio no será posible. Lo de que «no habrá segunda vuelta» en septiembre, advertencia lanzada por ministros y dirigentes socialistas en los primeros tanteos de la negociación, sonaba a farol desde el comienzo, pero ahora ya parece evidente que no era más que un elemento de presión. Por si había dudas, Josep Borrell las disipó ayer. «El país no está para volver a repetir elecciones. Los que dicen que en el PSOE jugamos con esto, se equivocan absolutamente. Volver a votar no es una solución porque el país no se lo puede permitir», subrayó Borrell.

Los socialistas creían que Iglesias, a medida que se acercara la fecha de la investidura, iba a modular sus exigencias. No veían capaz al líder de Podemos de repetir la negativa de marzo.

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