Diario de León

Sergio Sánchez Herráez | Doctor Especialista en traumatología y cirugía ortopédica en un equipo Covid

«Es un virus tan letal como desconocido que nos obliga a aprender sobre la marcha»

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La pandemia del coronavirus lo ha cambiado todo en el Complejo Asistencial Universitario de León. Desde la estructura hospitalaria hasta la gran transformación, la de mayor envergadura, en el modo de trabajo, con la creación de once equipos Covid combaten la enfermedad. El médico especialista en traumatología asentado en León Sergio Sánchez Herráez (Bilbao, 1974) trabaja en uno de estos equipos. Un médico muy reconocido en traumatología y de referencia para los deportistas.

—¿Cómo se viven estos días en el hospital con la pandemia del coronavirus?

—El Complejo Asistencial Universitario de León en estas últimas cuatro semanas se ha transformado totalmente y en tiempo récord, para poder hacer frente a la alta demanda de pacientes infectados por el Covid-19 y todo esto, con el agravante, de que los nuevos integrantes de la Gerencia y Dirección de este hospital acababan de aterrizar. Todo el hospital se ha volcado en este cambio. En once plantas de hospitalización, las zonas de reanimación, el área de rehabilitación y fisioterapia, los quirófanos, UCI y el Hospital Monte San Isidro se encuentran actualmente pacientes aquejados de coronavirus. Se ha suspendido toda actividad quirúrgica programada y consultas, manteniéndose solamente las consultas telefónicas y presenciales de aquellos pacientes que no pueden demorar sus tratamientos. Se ha movilizado a la mayor parte del personal sanitario para dar apoyo a todo ese cambio. Las plantas de hospitalización funcionan ahora con equipos multidisciplinares constituidos por 14 facultativos y residentes de diferentes especialidades, repartidos en turnos de mañana, tarde y noche bajo la orientación de médicos internistas y neumólogos.

—¿Qué ha supuesto el cambio en el desarrollo de su trabajo en el hospital?

—Ha supuesto un cambio radical e inmediato, pasando de un extremo a otro, en cuanto a la especialidad, dado que he pasado de ser un traumatólogo dedicado a tratar lesiones del hombro y la rodilla a integrarme en un equipo Covid, dedicado íntegramente al tratamiento de pacientes con neumonías por coronavirus en una planta de hospitalización. Utilizando un símil deportivo, he pasado de una especialidad técnica a una eminentemente táctica. Cada día, para poder llevar a cabo este trabajo, nos protegemos lo máximo posible con mascarillas, doble guante, gafas, gorros, botas, batas impermeables, e incluso pantallas faciales realizadas con impresoras 3D y generalmente donadas por personas y empresas de manera altruista. Nuestros compañeros los doctores Mostaza y Calderón, desde Medicina Interna y la doctora Bollo, Neumóloga y Coordinadora de los equipos Covid, han elaborado protocolos de actuación y tratamiento de estos pacientes, que se actualizan a diario, conforme se va conociendo el comportamiento y maneras de luchar contra este virus. Los servicios de radiología y microbiología suponen una gran ayuda informándonos todas las pruebas de manera inmediata. Anestesistas, intensivistas y cardiólogos, a menudo, son la última esperanza ante los casos complicados y nos libera saber, que detrás de nosotros los tenemos a ellos, respaldándonos.

—¿Cómo es el trabajo de su equipo Covid?

—Los equipos Covid trabajamos en tres turnos, donde se llevan a cabo, y por igual, el ingreso de pacientes, la solicitud y revisión de pruebas diagnósticas, cambios de tratamientos, hacer informes de alta y traslado a otros centros, llamar a familiares o residencias para comunicar cómo están los pacientes o constatar y comunicar fallecimientos, frecuentes en estos días y que también han visto alterada su forma de habitual de proceder. También tenemos nuestros descansos tan necesarios como alterables, porque por desgracia, nos encontramos con compañeros que se contagian y debemos sustituir.

«La necesidad está por encima del miedo, en el que la vida de los demás está por encima de la propia»

—De traumatólogo especialista en deportistas a combatir el virus. ¿Cómo ha afrontado la experiencia?

—Estamos viviendo una situación excepcional. Impensable hace un mes, cuando salíamos del último quirófano tras reparar una rotura de ligamento cruzado de la rodilla y marcábamos el plan de rehabilitación perfecto para la recuperación completa y lo más temprana posible. Y de repente, nos encontramos ante un reto tan grande como necesario. Increíble. Como en otras circunstancias, me ayuda pensar que las situaciones adversas son grandes oportunidades para sacar lo mejor de cada uno y que debemos realizar por los demás, aquello que nos gustaría que hicieran por nosotros.

—Cómo médico, ¿qué siente cuando aparece una enfermedad así?

«Lo duro de esta pandemia es que hay poco tiempo para pensar y actuar, y sin margen para el error»

—Lo duro de esta profesión, y llamativo de esta pandemia, es que tenemos poco tiempo para pensar y actuar, y sin margen para el error. Estamos ante un virus tan letal como desconocido. Nos obliga a aprender sobre la marcha, a tener en cuenta los conocimientos extraídos de la práctica diaria de cada hospital del país en función de los resultados obtenidos con el empleo de ciertas técnicas y tratamientos utilizados con los pacientes infectados. Toca estudiar y aplicar esos ‘benditos’ protocolos diseñados por cada hospital y que se actualizan a diario, para que nos guíen en cada turno, y nos ayuden en la toma de decisiones con cada uno de los pacientes que saturan nuestro hospital, en ocasiones, siendo tus propios compañeros, familiares o amigos los que están postrados sobre la cama. Estamos en ese momento en el que la necesidad está por encima del miedo, en el que el temor a contagiar a los tuyos está por encima del temor a enfermar uno mismo y en el que la vida de los demás está por encima de la propia.

—¿Qué se le pasa por la cabeza cuando la sociedad afirma que ustedes son los auténticos héroes de esta epidemia?

—Entendemos el ánimo y el cariño desde el que se emplea este término pero no creo que esté justificado. Somos protagonistas porque es el momento de ejercer nuestra profesión, independientemente de la especialidad de origen de cada uno. Es lo que toca y a los que nos toca. Nos sentimos alentados, reconocidos, aplaudidos y sin duda, lo agradecemos. Pero soy de los que piensa que, entonces, héroes somos todos. Desde los niños que sufren por un encierro tan prolongado, y que a menudo no llegan a comprender, hasta los ancianos, que tratan de sobreponerse a la enfermedad sin la compañía de sus seres queridos y a los que, por desgracia, no podemos ni siquiera despedir cuando y como se merecen.

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