Diario de León

El gran trasvase político

Iglesias da el golpe y deja el Gobierno para medirse a su gran opositora, Ayuso

El líder de Podemos polariza la campaña electoral, abre la sucesión en su partido y alivia con su marcha las tensiones en la coalición

Pablo Iglesias, ayer, durante su intervención ‘online’. HANDOUT

Pablo Iglesias, ayer, durante su intervención ‘online’. HANDOUT

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La sorprendente salida de Pablo Iglesias del Gobierno para ser candidato en las elecciones de la Comunidad de Madrid abre un futuro cuando menos incierto para la legislatura. El movimiento del líder de Unidas Podemos permite de una tacada rebajar las tensiones en la coalición gubernamental en su momento más delicado, sale al rescate de su partido en riesgo de desaparecer de la escena política madrileña y da luz verde al proceso sucesorio interno.

En seis días, el tablero político no es tal, se ha hecho añicos. Es un batiburrillo de piezas en continuo movimiento que se desplazan sin orden ni concierto. Nadie, ni el ‘spin doctor’ más avezado, podía prever que una moción de censura en Murcia iba a acabar en una crisis unilateral en el Gobierno de coalición y con un desbarajuste general que ha revolucionado una legislatura que se vislumbraba asentada con los Presupuestos aprobados y un horizonte despejado de elecciones hasta diciembre de 2022. Ya nadie habla de calendarios.

Iglesias protagonizó ayer la última pirueta con un golpe de efecto de esos que le gustan y anunció su abandono del Gobierno para bajar a la arena electoral madrileña. Nada lo hacía prever. El vicepresidente se mantuvo en un discreto segundo plano ante el vodevil murciano. Lo único que decían en su equipo es que estaban en «un silencio estratégico». Y tanto. El líder de Podemos y sus pretorianos cocinaban en secreto desde el pasado jueves la más inesperada de las respuestas.

Iglesias se lo comunicó a Pedro Sánchez, que ayer estaba con Emmanuel Macron en una cumbre hispano-francesa, poco antes de hacer público el anuncio. El presidente del Gobierno estaba, como todos, en la inopia, pero aceptó la propuesta de su vicepresidente segundo en todos sus términos. La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ocupará su despacho en la Vicepresidencia Segunda y Ione Belarra pasará al Ministerio de Derechos Sociales. La impresión más extendida entre los socialistas es que la salida del vicepresidente será una válvula de escape para las tensiones en la coalición.

El líder de Podemos no se limitó a anunciar su salida y dio el primer paso para una paulatina retirada del primer plano con la unción de la sucesora. Yolanda Díaz será, además, la candidata morada a la Presidencia del Gobierno en la próximas generales. «Es el momento de dejar paso a nuevos liderazgos» para que «sea la primera mujer presidenta del Gobierno», dijo en su mensaje de despedida. En Podemos nadie rechistó y sería raro que alguien levante la voz. La palabra de Iglesias no tiene contraste en su casa.

Pero tampoco se quedó ahí. Invitó a Más Madrid, el partido que fundó Iñigo Errejón, a formar una candidatura común para el 4 de mayo. Las conversaciones comenzaron ayer mismo. La operación tiene su riesgo porque, como se sabe, en política rara vez uno más uno son dos.

Lo que sí consigue Iglesias con su movimiento es conjurar el riesgo de que Unidas Podemos sea una fuerza extraparlamentaria en Madrid por no conseguir el 5% de los votos, el mínimo exigido para entrar en la Asamblea regional. Los morados no alcanzan hoy por hoy a ese listón. Su presencia en la campaña va a movilizar a la izquierda, con un posible ‘pagafantas’ de la operación, el socialista Ángel Gabilondo.

La presencia del líder de Unidas Podemos en la campaña garantiza una fuerte polarización porque, si bien es indudable que va a movilizar a su parroquia, también va a dar un impulso adicional a la derecha.

Los electorados del PP y Vox ya están activados, pero la irrupción de Iglesias despierta los sentimientos más primarios. Díaz Ayuso lo sintetizó en una frase y evolucionó su lema de campaña de «socialismo o libertad» a «comunismo o libertad». Desde Podemos respondieron: «Democracia o dictadura».

La dirigente del PP y el líder de Podemos se odian y se necesitan para convertir las elecciones en un duelo al sol entre ellos y reducir al PSOE y Vox al papel de comparsas.

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