Diario de León

El Rey afronta las consultas más complejas si Sánchez y Feijóo insisten en ir a la investidura

Tendrá que designar candidato sin que ninguno de los dos aspirantes cuente con los apoyos necesarios

El rey junto al presidente del Senado, el popular Pedro Rollán. CHEMA MOYA

El rey junto al presidente del Senado, el popular Pedro Rollán. CHEMA MOYA

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El tiempo de descuento ha comenzado para Felipe VI. Tras la constitución de las Cortes Generales, se inicia el camino para formar gobierno, un proceso en el que la figura del Rey es clave. La Carta Magna otorga al jefe del Estado un papel en la designación del candidato a la investidura que desde las elecciones generales de 2015, que dieron la estocada al bipartidismo, ha venido revistiendo una cierta complejidad. Hace años que las urnas no señalan con claridad al futuro presidente del Gobierno y el 23-J no fue una excepción.

El escrutinio dibujó un mapa parlamentario endiablado y situó en la carrera por la investidura a dos candidatos, Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez, sin que, de momento, ninguno de los dos sume los apoyos necesarios. Una situación excepcional que deberá afrontar el monarca por primera vez en su reinado. El líder del PP reivindica su derecho a recibir el encargo de Felipe VI como ganador de los comicios.

Un triunfo que, por estéril que sea, le «obliga» a encabezar el «diálogo» con el resto de grupos parlamentarios. Pero, sin el apoyo del PNV, que ya le ha comunicado oficialmente que no quiere sentarse con él para negociar nada, no tiene manera de sumar por sí mismo. El político gallego cuenta con el apoyo explícito de sus 137 diputados, de los 33 de Vox, del parlamentario de UPN y también de la diputada de Coalición Canaria.

En total 172 ‘síes’, insuficientes todavía para conseguir la confianza de la Cámara baja. Lo que ocurre es que esos cuatro votos que le faltan no aparecen por ninguna parte. Nacionalistas e independentistas han sido tajantes a la hora de descartar su posible apoyo.

La batalla por la Mesa

Sin la menor posibilidad para Feijóo, el PSOE trata de desbrozar el camino a Sánchez en busca del aval del Congreso para seguir en la Moncloa. El primer objetivo se cumplió el jueves al conseguir retener el control de la Cámara y colocar a Francina Armengol como presidenta con el respaldo de sus socios habituales y la connivencia de Junts, la formación del huido Carles Puigdemont, que hizo sudar por su apoyo al Gobierno en funciones. Sin esta mayoría progresista en el órgano parlamentario, los socialistas habrían tirado prácticamente la toalla. Tenían asumido que la investidura carecía de sentido. Primero, porque estaba destinada al fracaso. Y segundo, porque aunque saliera adelante, la legislatura sería inviable porque el PP utilizaría el Congreso y el Senado como muro de contención para frenar todas y cada una de sus propuestas.

Consumada la victoria, en Ferraz ven la investidura más cerca, pero ni mucho menos dan por hecho la reelección de Sánchez como presidente del Gobierno. Los secesionistas ya han advertido que subirán las exigencias varios peldaños, con la amnistía para las decenas de independentistas con causas pendientes por el ‘procés’ y la celebración de un referéndum de autodeterminación, como líneas rojas para concitar su apoyo.

Sin una «negociación seria» sobre eso, ha avisado ya la presidenta de Junts, Laura Borrás, «no habrá investidura». Desde el PSOE se argumenta además en favor de Sánchez, que su adversario ni siquiera logró concitar en la votación del jueves el apoyo de Vox por lo que no puede garantizar tener amarrados 172 respaldos. Fuentes socialistas creen que Feijóo haría el ridículo si pide al monarca en la ronda de contactos que le proponga para ir a la investidura. Hay un sector del partido conservador que pide al líder gallego que abandone el discurso de que puede ser investido porque «los números no dan» y también que reconsidere la decisión de dar ese paso porque ir para perder, alertan, «genera desgaste».

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