Los regionalistas cántabros rompen con el PP para pactar con los socialistas

Con el no del Partido Regionalista de Cantabria, el PP perdió su último aliado de este corte político, una pérdida que, además, lleva aparejada la salida del Gobierno de esa comunidad, uno de los bastiones de los populares que gobiernan este territorio desde las primeras elecciones autonómicas en 1983. El PP constató una vez más que o gana por mayoría absoluta y gobierna en solitario o pasa a la oposición por su incapacidad para encontrar aliados. El secretario general del PRC, Miguel Angel Revilla, comunicó «por dos veces seguidas» al presidente del Gobierno de Cantabria, el popular José Joaquín Martínez Sieso, que el modelo de coalición con el PP de las dos últimas legislaturas está «agotado» y que es necesario «un cambio de ideas, mentalidades y programas». El portazo se consumó en una breve reunión que no llegó a la media hora. Salvo pirueta espectacular de última hora, el PP pasará a la oposición por primera vez en los 20 años de historia autonómica de Cantabria, pese a ser la fuerza más votada y tener 18 diputados. Los regionalistas, con ocho escaños, pretenden ahora entenderse con el PSOE que cuenta con 13 diputados y que, de entrada, se ha mostrado predispuesto. Aunque en la superficie se vincule la ruptura a cuestiones programáticas, la razón está en el fondo: la Presidencia del Gobierno regional. El PP no está dispuesto a ceder el cargo, mientras que los socialistas son más generosos y estudian esa posibilidad. El hecho es que los populares pierden con este «divorcio» uno de sus feudos históricos, ni en los mejores tiempos del PSOE ni en los peores de Alianza Popular perdieron el Ejecutivo cántabro. Su gran baza electoral fue el hoy defenestrado Juan Hormaechea. En otro frente, Coalición Canaria que suscribió un acuerdo con el PP para que los nacionalistas, la fuerza más votada en las islas, siga al frente del Ejecutivo insular.