«Muchos tienen que conformarse con pensiones de pobreza o no contributivas»

Los emigrantes retornados de Hispanoamérica tienen teóricamente más facilidades para reinsertarse en España que los procedentes de Centroeuropa, aunque, salvadas las distancias de renta entre ambos continentes, todos tienen un denominador común: la burocracia es enorme en ambos casos, las prestaciones en forma de asistencia básica, como la sanitaria, tienen que costeársela de su propio bolsillo y las pensiones por lo que han cotizado fuera de España apenas superan los 450 euros al mes (75.000 de las antiguas pesetas). A falta de oportunidades para encontrar un nuevo empleo en sus tierras de origen hasta la edad de jubilación muchos ex emigrantes se conforman con tramitar pensiones no contributivas o asistenciales, a las que ellos en su particular habla se refieren como «de pobreza» en espera de encontrar algo mejor. La asociación Acler ha ayudado a tramitar ya docenas de ellas, mientras pide que se les trate a todos como «compatriotas y españoles y no como a extranjeros, muchos de los cuales tienen, incluso, más derechos que nosotros, por ejemplo los de atención médica en la Seguridad Social».