Control de fronteras, aeropuertos, puertos y terminales de transporte

El círculo de la investigación, en el que se pretende dejar atrapados a los sospechosos, se cierra con refuerzo de los controles policiales en carreteras, fronteras (Portugal y Francia), puertos, aeropuertos y principales nudos de comunicaciones, todos ellos destinados a interceptar a los terroristas si salen de su escondite y a evitar que intenten abandonar España. En este sentido, la Guardia Civil y la Policía Nacional ha establecido puntos de control concretos en las bases de las líneas de transporte fluvial que comunican el Magreb con la península ibérica, como son las de los puertos de Ceuta y Melilla, Algeciras (Cádiz), Málaga, Almería y Alicante. Un plan extraordinario Los controles policiales de nudos y centros de transporte colectivo cumplen la misión indicada y, además, forman parte del plan extraordinario de seguridad establecido por el Gobierno desde los atentados del 11-M, y reforzado tras el atentado frustrado en las líneas del AVE Madrid-Sevilla, con el que se pretende prevenir la comisión de nuevos atentados por los terroristas huidos o por otras posibles células fundamentalistas que existan en el país. Este plan supone la unión de todas las policías españolas, del Ejército y de los servicios de vigilancia privada para controlar toda la red principal ferroviaria, los principales medios de comunicación, los puntos de grandes aglomeraciones ciudadanas y otros potenciales objetivos terroristas, como las centrales nucleares, las plantas petroquímicas, o los embalses, por ejemplo. La Policía no sólo busca a los tres miembros del comando presuntamente huidos sino también a dos o tres posibles colaboradores de la célula de los atentados. Uno de estos reclamados es el marroquí Abdelnabi Chedali, presuntamente relacionado con el jefe del grupo, Serhane El tunecino, y de dos de los presuntos autores materiales de los atentados encarcelados: Jamal Zougam y Adelouahid Berraj (hermano de uno de los terroristas prófugos).