Diario de León

El artista neoyorquino llegó a primera hora de la mañana de ayer a San Marcos, donde encontró una jornada de tranquilidad

Las 24 horas de Kravitz en León

Sus pequeñas manías: piña, dátiles, zumo de pera, agua francesa y nada de aire acondicionado

SIRO

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León

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El cantante neoyorquino Lenny Kravitz llegó ayer por la mañana a León -su autobús aparcó hacia las nueve frente al Parador de San Marcos-, donde pasó una discreta jornada dedicada plenamente al descanso. Llegaba medio dormido de su largo viaje desde Cuenca -«me ha encantado esta ciudad», se le escuchó a mediodía en un informativo nacional- cuando descendió de uno de los autocares en los que llegó junto a su séquito de músicos, managers, peluquero... Entre todos, unos veinte. Llevaba una camisa color mostaza de estilo afro, vaqueros, zapatillas, gorra y unas enormes gafas negras que ocultaban su cansancio. Saludó a los empleados del parador y se fue a su habitación a descansar. La suite de lujo que ocupa tiene vistas a la plaza de San Marcos, un amplio salón y un dormitorio con una cama de dos metros por dos. Otra gran parte de las estancias que rodean a la suya están ocupadas por los suyos. Según ha podido saber este periódico, el cantante no quería literalmente ni hablar para relajar sus cuerdas vocales, por lo que pidió que nadie le molestase. Cuando entró en las históricas dependencias del parador se encontró todo aquello que había exigido: agua de una determinada marca francesa, fruta fresca -es conocido su gusto por la piña-, dátiles y almendras sin sal, entre otros productos que complementan su dieta vegetariana. Especialmente preocupado en cuidar su voz, seguramente para entregarse totalmente hoy a su público, Kravitz evitó el aire acondicionado en su habitación y cualquier bebida fría. Pasó toda la mañana en el parador. A partir de media tarde, este periódico le perdió la pista. Estaba programado que el artista visitara por la tarde de incógnito un spa urbano, aunque se trata de una información sin confirmar. También estaba previsto que visitara la biblioteca, los jardines y el claustro superior del hostal, hecho que finalmente tampoco ha podido ser constatado. Lo cierto es que nadie se enteró de la presencia de Kravitz en León, ni siquiera sus fans. Los promotores del concierto llegaron incluso a mentir a este periódico sobre la presencia del genial músico.

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