Torneros: la historia es cíclica

Dijo el dictamen del juez que un error humano había sido la causa entonces. Dicen los sindicatos que la película no va a ser muy diferente ahora. Otra cosa es que estén de acuerdo con la versión oficial. Dieciséis meses menos y seis muertos más separan el descarrilamiento del Talgo Gijón-Alicante en Torneros, a consecuencia de un exceso de velocidad, que provocó la salida de la vía del convoy y el posterior incendio del grupo electrógeno. Fue más el ruido que las nueces aquella vez, de verdadero milagro. Era el último día de marzo del 2005. La investigación se prolongó por espacio de varios días, y al final, determinó lo mismo que publicó esta cabecera veinticuatro horas después: que en una zona limitada a 30 kilómetros por hora, distante pocos kilómetros de la estación, y en pleno cambio de agujas, la velocidad había sido superada ampliamente. Se dictó condena contra el acusado, y de aquel asunto nunca más se supo, insisten en CGT. Todo parecido La película de los hechos tampoco fue muy diferente. El tren acababa de salir de la estación de la capital, después de volcar se produjeron escenas de pánico, los heridos fueron atendidos con celeridad absoluta y los pasajeros que pudieron continuar viaje, se desplazaron hasta la costa mediterránea en autobuses. «Si ya se ha demostrado que aquel sistema que se había empleado, no es seguro en unos márgenes razonables ¿por qué se mantiene la misma fórmula?» se preguntan los sindicatos cuando se les inquiere en torno al caso. «Los sistemas que estamos empleando, están absolutamente obsoletos, y más con una climatología como la de esta provincia, cuando sabemos que todos estos aparatos que están expuestos a la intemperie, y en verano, las dilatación crea muchos problemas, pero es que en invierno, las temperaturas de la noche, también son un problema. Urge buscar una solución urgente como sea». Cierto es.