Diario de León

Acebedo y Lario tuvieron más suerte con los paseados del 36

Un arqueólogo, durante las tareas de exhumación.

Un arqueólogo, durante las tareas de exhumación.

Publicado por
JOSÉ MARÍA CAMPOS | LARIO
León

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No solo los dos ejecutores de los maestros de Burón sabían el lugar donde arrojaron los cadáveres. A medida que la mañana de la búsqueda de los restos transcurría muchos vecinos se trasladaban al paraje de la Llama o fuente de la Llama para comprobar que era el lugar que casi todos conocían, por oídas, y eran donde estaban enterrados los dos maestro. Desde aquel fatídico día la fuente dejó de ser un lugar transitado. Incluso tal y como nos señalan algunos vecinos de Lario la gente ya no iba a beber agua a aquella fuente. Se había convertido en un lugar por el que era conveniente no pasar sobre todo los primeros años tras las ejecuciones. «Cuando pasabas por la zona o cruzabas el prado había veces que se veían ramos de flores. Por ello sabíamos que el maestro y la maestra de Burón estaban allí», recuerda un vecino. Con el paso de los años las distancias se van haciendo más largas y esto ha hecho que se tardase más tiempo de lo esperado en buscar el lugar exacto.

Pero la mañana dio para que muchos fuesen haciendo un repaso a lo que pasó en aquellos años en la comarca. La suerte, por llamarla de alguna manera, dice un vecino de Liegos, hizo que el cura de este pueblo impidiese que los falangistas matasen a nadie. «Incluso el dijo que el único rojo que había allí era él. Desde aquel día dormía fuera de casa esperando que fuesen por él». Pero el tiempo pasó y la conclusión fue que nadie de Liegos sufrió lo que estaban sufriendo otras gentes de los pueblos de esta montaña leonesa.

Esto mismo pasó en el pueblo de Acebedo tal y como comentaban algunas personas. Fue el propio cura quien tras la llegada de los falangistas les dijo «en este pueblo no se mata a ningún padre de familia, si quieren matar a alguien matenme a mí», refrescaba su memoria un vecino de Acebedo. Pero estas dos circunstancias no se pusieron de manifiesto en otros pueblos de la montaña leonesa donde cada día que pasaba era una sorpresa saber a quien iban a «pasear», aunque algunos ya sabían que estaban en la lista. Esta montaña fue uno de los lugares donde se llevaron a cabo muchas ejecuciones y truncaron la vida de muchas familias.

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