Diario de León

Aquí se puede vivir lento

No hace falta ir muy lejos para desconectar. La ‘slow life’ o vida lenta no para de ganar adeptos y las ciudades pequeñas saben más de eso que las grandes urbes. Alejarse del mundanal ruido y disfrutar de hacer las cosas más despacio es fácil en una provincia como León. Pasear, hacer un recorrido en bici o simplemente disfrutar del paisaje son opciones para amantes de la calma

A la izquierda, un bonito paisaje de la montaña leonesa. Sobre estas líneas, de arriba a abajo, el río Órbigo a su paso por Carrizo de la Ribera, instalaciones de Factor Espacio San Feliz y vista de la Plaza del Grano.

A la izquierda, un bonito paisaje de la montaña leonesa. Sobre estas líneas, de arriba a abajo, el río Órbigo a su paso por Carrizo de la Ribera, instalaciones de Factor Espacio San Feliz y vista de la Plaza del Grano.

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León tiene muchas cosas buenas, especialmente como destino turístico y como lugar para descansar. Al margen de su consabida oferta patrimonial, artística o gastronómica, esta provincia es un mar de infinitas posibilidades y un escenario perfecto para practicar eso que muchas personas persiguen pero sólo algunas practican: la ‘slow life’ o vivir más lento.

Es septiembre un mes de reinicios y, como tal, toca resetear cuerpo y mente y darse un espacio para el descanso, en plena locura por el final de las vacaciones, el regreso al trabajo o la vuelta al cole.

Y es que desacelerar vitalmente se ha convertido en una meta que cada ver persiguen más personas, pero que sólo unas pocas consiguen.

León es una buena opción. Las ciudades pequeñas se prestan más a vivir más despacio y en el caso de León se une, además, su belleza paisajística y una provincia grande que tiene mucho que ofrecer a quien la visita en busca de un poco de paz y un merecido descanso.

En la misma ciudad hay rincones que no por ser de sobra conocidos pierden valor. El parque de La Candamia si lo que se busca es un amplio espacio verde o la Plaza del Grano para disfrutar de la lectura de un buen libro o dibujar alguno de sus rincones plagados de tradición o encanto. También un paseo junto al río Bernesga a pie o en bici ayudará a bajar las revoluciones. Sólo son tres ejemplos de los muchos que hay en pleno centro de la cuidad.

Conectar con la naturaleza es esencial para descansar la mente y por eso es recomendable rodearse de ella para huir del estrés y la sobreactividad de la sociedad actual

Si lo que se busca es silencio, el interior de cualquiera de sus reconocidos monumentos puede albergar la clave. San Isidoro, la Catedral, el Palacio de Botines o la iglesia de San Marcelo son lugares sagrados en los que encontrar el ansiado silencio, que aquí se conjuga con unas bonitas vistas del patrimonio leonés.

Pero si lo que se desea es alejarse un poco más del mundanal ruido y conseguir algo más de silencio, hay otras opciones para las que no es necesario tomar mucha distancia, que ya sabemos que la montaña leonesa en un remanso de paz. Pero si al objetivo de relajarse se añade la intención de no irse muy lejos, la zona el Torío es perfecta, porque aúna belleza natural y cercanía. Prácticamente cualquiera de los pueblos que acoge este margen es bonito por sí mismo. En Matallana está la ermita de Boinas, que ofrece un interesante espacio de paz o alguna ruta para hacer a pie como la que une Fontanos con Valderilla, sin olvidar la opción de subirse al tren de Feve y hacerse un viaje como los de antes: sin prisa para admirar el paisaje. Así se puede llegar a San Feliz y hacer una parada en su espacio cultural con librería propia en el que tomarse un descanso será un placer.

Conectar con la naturaleza es esencial para descansar la mente y por eso es recomendable rodearse de ella para huir del estrés y la sobreactividad. También para esto hay muchas opciones en León, donde la frondosidad es una de sus señas de identidad.

Un ejemplo es la ribera del Órbigo. A poco más de una veintena de kilómetros de la ciudad se encuentra esta zona que cobija a muchos pueblos en los que un simple paseo es un placer. Porque donde hay río hay vida y por eso descansar aquí es un gusto para los sentidos y aunque ahora no es verano y la gente acompaña menos es una buena elección si lo que se busca es disfrutar sin más.

Ahora que el tiempo nos brinda la oportunidad, apetece disfrutar de un bonito atardecer y de eso León sabe porque aquí hay espacio para el cielo. Si esta es la opción elegida, casi cualquier rincón vale para dejarse empapar de los colores de la puesta de sol de finales de verano. Slow a más no poder.

La zona de Valdevimbre con sus inconfundibles bodegas es otra de las recomendaciones cercanas a la ciudad. Pero hay más porque si de algo puede presumir León es de que de bien merece una visita en cualquier época del año.

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