Casa Dobe, joven aunque sobradamente preparado
Es algo más que un bar, es un sitio con encanto en el que tomarse una caña bien tirada y una buena tapa.
Rubén Domínguez es el alma de este local de La Virgen del Camino en el que la bienvenida comienza con el desayuno y la despedida no llega hasta bien entrada la noche. A pesar de que no ha cumplido un año desde que abrió sus puertas, Rubén sabe bien lo que se trae entre manos, pues lo de la hostelería lo ha mamado desde pequeño. De hecho, el nombre de este sitio en el que se está como en casa viene del negocio familiar que primero fue Dobe (de los apellidos Dominguez Benavides) y después Salones Flash, bien conocido en la ribera del Órbigo. Ahora Rubén retoma aquel negocio familiar para darle un nuevo aire. Le apasiona la hostelería y eso se nota. Siempre tiene una sonrisa y tema de conversación. Junto a él, mano a mano, su mujer, Mónica, que además de que todo esté a punto en la cocina —muy recomendable la carne— se encarga de los pequeños detalles, que así se cuentan por docenas. Hasta un muro cualquiera de la calle tiene ese toque mágico que caracteriza a este local.