Riaño se resiste a caer en saco roto

La semana pasada atracó en el puerto deportivo de Riaño un nuevo barco con el que el municipio va a mejorar y mucho el servicio que ofrece ya desde hace tiempo al gran número de visitantes que llegan a la montaña atraídos por los bien llamados Fiordos Leoneses. Se trata de una iniciativa más con la que Riaño se resiste a caer en el saco roto de la España vaciada y con la que trata de mostrar al mundo su incomparable paisaje desde la original perspectiva de un catamarán surcando por las apacibles aguas del pantano. Nunca me cansaré de hablar del enorme potencial que ofrece este tesoro de la montaña cantábrica ahora denominado Montaña de Mampodre y Riaño, un potencial que por fin cuenta con un proyecto conjunto de sus 25 municipios para unirse, bajo la batuta del Grupo de Acción de Local de la zona, en una nueva marca de calidad que distinga a este paraíso natural del resto y que se desmarque como un destino turístico de calidad. En este mismo concepto trabajan desde hace años los hosteleros de la zona, gente joven en su mayoría, con ganas de emprender y con la determinación de apostar por su territorio como medio de vida, toda una proeza en estos tiempos que corren donde lo fácil es abandonar ese barco llamado pueblo en busca de una empañada prosperidad que se vende de saldo en las grandes ciudades. A penas sin medios, sólo los que ellos están dispuestos a poner sobre la mesa, sin apoyos institucionales, la Asociación Montaña de Riaño, formada por empresarios de Riaño, Sajambre, Valdeburón, Valdeón y Tierra de la Reina, se han puesto a trabajar para conseguir a golpe de promoción ese impulso que le falta a esta zona, un impulso que si no parte de sus gentes nunca llegará, o por lo menos no antes de que sus pueblos se queden vacíos y sea ya demasiado tarde. El turismo de naturaleza es la clave del éxito en Riaño, sus rutas, sus impresionantes paisajes, la cantidad de deportes de aventura que se pueden practicar, la observación de especies en silvestres, y porque no decirlo, la caza, con una de las reservas más ricas de la comunidad. La carta de presentación es interminable, la recomendación unánime y el sello de calidad, sobramente compulsado.