Colendo flores
Morituri te salutant... las canciones, coplas o sones del Arcón de los Sonidos Muertos se despiden definitivamente de tu oreja. Ya nadie los entona, ninguno los canta. El patrimonio de romances, canciones de iglesia, cantares viejos, himnos o picardías con pandereta se entierra hoy bajo las toneladas de decibelios que llueven a diario sobre nuestras orejas. Cantinelas infantiles, marchas marcando el paso, bailes de palabras, huevos de Colón puestos de pie... partitura de una infancia siempre lejana. Y ahora, ni eco de sus melodías, andan enterradas en las cunetas del tiempo.
¿Recuerdas aquel autocar de colegiales yendo a Suances?... ¡en esas cunetas!... cantábamos las letras chorras o lilas que fija el cancionero scout. Recuerda: «Colén, colén, colén, colendo flores de pensamén, de pensamén, de pensamento; palá, palá, palabras amorosas, que lleva el vien, que lleva el vien, que lleva el viento» y después tralará-lará-lará o el clásico «ahí va León-León-León», ¿recuerdas?... vaya matraca... y quizá no sepas que, aunque aquel cura metió este tema en su librillo «Canciones Tradicionales Leonesas», es canción gallega (Collín, collín, collín toxos e flores e pensamén, e pensamén, e pensamentos; pala, pala, palabras amorosas que leva o ven, que leva o ven, que leva o vento), pero también exige su cuna el catalán (Collín, collín, collín clavel de rosas, de pensament, de pensament, de pensamento; parau, parau, paraules amorosas, tiras al vent, tiras al vent, tiras al vento)... vieja manía de cebar egos y robar cantos rodados o lo que es universal, lo que trajo el viento, la historia o las gentes que van y vienen... porque todo nació copiándose; a ver, ¿qué idiota en este mundo o por acá se cree dueño de algo, de qué, por qué?... que escriba cien veces «todo nos nace copiando a otro» y que vuelva con las ínfulas recortadas, que aquí ni Dios puede ir de divino porque también los dioses se copian.
¿España va mal?... si cantas, tu mal espantas: Vamos a contar mentiras, elefantes balanceantes, el vino que tiene Asunción y el paletó que usaba Fernando VII o... ¡qué polvo tiene el camino!...