EDITORIAL | Los servicios deben acompañar a la inversión en regadío para fijar población

Los datos poblacionales facilitan lecturas detalladas cuando más allá de la catástrofe generalizada se diseccionan analizando comarcas o municipios. Los efectos del final de la minería han sido terribles, con casi 20.000 personas menos en los 24 municipios que aguantaron más tiempo en el sector del carbón. Pero el equilibrio no llega de la mano del campo, en el que se ha hecho un esfuerzo millonario con dinero público para poner al día los regadíos. Es cierto que sí facilita algunos indicadores positivos, con mayor inversión, más incorporación de jóvenes (6,5%) o datos más positivos en lo medioambiental, con menor consumo de agua y menos uso de fitosanitarios y abono. Pero en los municipios agrícolas donde se han invertido muchos millones de euros en mejorar los regadíos también existe una pérdida de población —menos que la media— que deja patente que ante la falta de servicios en el medio rural las familias optan por vivir en las ciudades y su entorno, mientras que los profesionales del campo se desplazan a diario a sus explotaciones para acometer su trabajo.