Editorial | Unas multas necesarias porque hay vidas en juego

La pandemia ha dejado un rastro de muerte, enfermedad y secuelas severas a demasiadas personas. Existe aún un riesgo cierto al que tenemos que plantar cara de la mejor manera posible. Lamentablemente cada día tenemos conocimiento de nuevos brotes. Y de que son consecuencia en la mayoría de los casos de excesos e imprudencias.

Esos, los que no respetan ni la salud ni la vida de sus vecinos, merecen un castigo para que no jueguen con nuestras vidas.Tras tantos titubeos y polémicas parece comúnmente aceptado que la mascarilla es la mejor forma de plantar cara al coronavirus. Y que normas, como el control real de los aforos o las distancias de seguridad entre las personas, sirven para frenar la extensión del virus. Es conocido que convivimos con personas que sólo están dispuestas a acatar las normas de convivencia si se amenaza su cartera. Ocurre como con las multas del confinamiento, debe temerlas quien comete excesos. Se trata de buscar fórmulas eficaces para conseguir que se respete la integridad de nuestra salud, sólo es eso. No vale alegar lo del afán recaudatorio ni las aburridas y archiconocidas acusaciones de estados no democráticos. Todos tenemos derecho a la vida y a la salud, y deben aplicarse las medidas necesarias para atajar cualquier intento de poner en cuestión lo que son en realidad derechos de los ciudadanos.

Tocan tiempos duros y hay que arrimar el hombro. Las cosas se han complicado como nadie esperaba y sólo podemos aplicar una mayor dosis de paciencia y solidaridad para que esos eslóganes tantas veces repetidos en los últimos meses se hagan realidad: «Salimos todos» y «salimos más unidos».

,Texto

+Texto

GTexto