Diario de León

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Qué demonios harían en aquellos pueblos para que en el s. XVIII un obispo de Astorga, concluida su primera visita pastoral a la diócesis, lo primero que hizo fue decretar pena de excomunión a todo el que asistiera a filandones (muy sonadas las impuestas en Estébanez de la Calzada). Qué no le contarían los párrocos cabreireses, sanabreses, alistanos, bercianos, valdeorreses, maragatos o cepedanos. Difícil averiguarlo ya, pero fácil se deduce: inmoral bebercio inicial y fornicio final en el pajar. Eso era. Pero la etnografía meapilas del último siglo lo ocultó o ignoró vendiéndonos su estereotipo literaturizado: «A la luz del gabuzo o candil las mujeres hilaban, los hombres charloteaban o jugaban a las cartas, los mozos urdían sus picardías, se relataban historias y romances, se rezaba el rosario y se cantaban coplas». Hay quien dice además que son la fuente de tradición oral que explicaría tanto literato en León, lo que es mucho decir (¿cuánto escritor o poeta vivió siquiera un solo filandón?, ¿y cuánta gente conoció alguno de verdad y no el simulacro que hoy se estila ciñéndose a velada literaria o colegial?) Pero había otros filandones y, al igual que no hay una sola lengua leonesa, sino distintas fablas y hablares, tampoco existió un marco único del anochecer que arrejunta vecindad en una casa o zaguán para darle al palique, al pandero o a la priva. En aspectos y hasta en el nombre eran distintos: hila le decían en Riaño-Valdeón, hilorio en tierras medias, calecho en Omaña o Laciana, filadero o hiladera entre maragatos, serano en Babia o Luna... Oído lo cual, nos llevó Otavito a conclusiones: 1, cada cual se lo montaba como podía o le dejaban y de ahí la diversa fauna cazura y sus manías o costumbres; 2, el filandón socializa, culturiza y tal y tal, pero sólo la cantina es el verdadero filadero y desfiladero que compone y descompone la vida del sitio; y 3, urgente rehabilitar los filandones que tantísima gracia airada le hacían al obispo astorgano, pues si la gente de este tiempo histérico aliviara la testosterona por el conducto reglamentario y no por la boca o el puño, habría menos líos.

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