Podéis besaros

Los obispos católicos de la Bélgica flamenca se han subido al campanario y a las barbas de la doctrina abriendo la puerta a que se celebre en las iglesias «un momento de oración» durante reuniones pastorales para que dos personas homosexuales puedan expresar su «compromiso ante Dios y hacia los demás», ante familiares y amigos a fin de que la comunidad rece «para que la gracia de Dios actúe en ellos».

Empieza el pulso. En marcha un coup de force . Roma traga saliva después del sapo y no podrá detener o no sabrá condenar la avanzadilla flamenca, tan vecina o identificada con buena parte de la iglesia alemana que está por lo mismo; y por más, como no impedir la ordenación sacerdotal del homosexual. Un mar de fondo agita las aguas de la congregación vaticana para la Doctrina de la Fe. No les será fácil que esos obispos acaten suprimir su nuevo rito porque no es boda ni se pretende sacramento; es sólo un paso adelante, rito breve sin más ceremonio que unos rezos y unos aleluyas porque la homosexualidad dejó de ser pecado y aún menos aberración. Y Dios la bendice, dicen. Pretender impedirlo traerá de seguro deserciones en el seno de esa Iglesia de los que reconocen o apoyan lo lgtbi. Pero no hacerlo provocará fugas por el otro lado y creciente debilidad de la institución. Peliagudo dilema. El fenómeno es imparable. Y no tardará mucho en verse presbíteras y obispas católicas como entre los protestantes y, al poco, oficiando bodas en toda regla; ¿y la papisa pa cuándo?... Vienen alejamientos e iglesias autónomas, algún cisma también. La paradoja es que cuando la globalidad gobierna hoy casi todo, lo católico, que significa universal, global, se craquela y se fragmentará (vieja manía de las iglesias cristianas desde los primerísimos tiempos, cada cual con sus santos y sus dogmas). En fin, todo puede comenzar en Flandes con el preste ceremoniando un «ya puede el novio besar al novio». Y el asombrado viejo párroco se refugiará en la bliblia refranera exclamando « Dios hizo el besar y el Diablo todo lo demás », pudiendo incluso vestir sotana hoy.