Diario de León

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Por supuesto que varía mucho en función de a dónde regreses y de dónde vengas, pero volver suele dar pereza. Es una época ésta de mucho movimiento, de reacomodarte en tu lugar, de volver a hacer espacio, forrar libros y retomar rutinas, una palabra fea que por sí misma que produce cierta urticaria a pero que dicen los expertos que es necesaria y, a la vez, perjudicial en el terreno amoroso. Tengan cuidado con las rutinas. 

Cada vez va oliendo menos a verano y se percibe desde primera hora del día que el cambio se va acercando. El sabor de la sandía va dejando paso a otros menos refrescantes y más sosos que anuncian lo que está por venir en un otoño que cada vez se siente menos, aunque quién sabe cómo será este año, que está todo muy loco.

Volver quizás sea necesario, pero tiene un deje desalentador porque sabes que es limitado tu margen de acción para cambiar según qué cosas. Y del verano volvemos con la cabeza más bien gacha.

Uno piensa en lo raro que se hace la vuelta de las vacaciones como si fuese algo excepcional, pese a que lo extraño es tener unos pocos días de descanso en un año entero. Lo que pasa es que no nos cunde porque son días de los de vivir de verdad. Lo otro, sólo se le parece y se lleva peor.

Y vuelve también el colegio y con él un montón de regresos más porque no lo hacen sólo los niños, sino todo lo que tienen alrededor, que no es poco. La dictadura del reloj se impone de nuevo y todo corre mucha más prisa a partir de mediados de septiembre. Se vacían los lugares más bonitos y bullen los centros comerciales y los bares a la hora del café o del desayuno. Todos tenemos más prisa cuando se acaba el verano porque siempre hay mil cosas que hacer, da igual la hora que sea porque la lista es tan larga que apenas queda tiempo para nada más que no sea vivir apurado de lunes a domingo y desde que te levantas hasta que te acuestas. Parece que termina el verano y se lleva con él nuestra capacidad de disfrutar del merecido descanso.

Merma la luz natural al mismo ritmo que aumenta la de los led y se nos agota la vista mientras recordamos lo bueno que fue el estío, con sus días largos y sus planes apetecibles. Ahora viviremos algo menos de día porque nos lo pasaremos soñando con el próximo verano. 

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