Diario de León

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He llegado a la conclusión de que Javier Arias, el gran crooner leonés, también conocido como Doctor Bogarde, es un disfrutón vocacional. Disfruta cantando, incluso en las tristes. Mi gigante preferido es una de las grandes voces de los escenarios nacionales, pero con valía artística sin fronteras. Canta con el alma y a la vez consigue que cada pieza sea un reto técnico perfectamente resuelto. Ha grabado Elvis favorites II, con canciones que a este le gustaba cantar, más allá de los éxitos que siempre le pedían que interpretase. Otro inmenso trabajo, del que quiero destacar su nueva versión de The imposible dreams, del musical El hombre de La Mancha: «Soñar el sueño imposible/ Para luchar contra el enemigo imbatible/ Soportar un dolor insoportable/ Y correr hacia donde los valientes no se atreven a ir». Nos vimos en una cafetería y conversamos acerca de los misterios de la técnica, pues una canción y una columna tienen elementos en común. Me contó que una estrofa de esta balada le había costado mucho, y que se lo había consultado a su maestro de canto, quien le dijo que la respuesta llegaría sola. Y llegó, qué bella versión. Seguro que la grabará más veces, pues en el camino siempre hay nuevos soñadores, o ya veteranos pero necesitados de ánimo. «No importa cuán desesperado parezca/ No importa lo lejos/ Luchar por lo justo/ Sin preguntas ni pausas». Y para volar tienes antes que haber caído. Si no me creen, pregunten a don Quijote.

Arias ama cantar y tocar la trompeta, aunque sospecho que además lo hace para reunirse con sus amigos, aunque se hayan visto hace un rato. Ya recalqué que era disfrutón vocacional. Qué grandes también sus cómplices musicales y cuánto felicidad nos transmiten, incluso en las canciones tristes. «Javier y sus disfrutones» sería un buen título para un heterónimo.

Si tu emoción crece, tú creces; quizá por ello nuestro crooner es tan alto. «Has crecido desde la última vez», le espeté nada más vernos. Y aún no había escuchado su nuevo trabajo. Él y sus amigos hacen posibles nuestros sueños de felicidad, aunque sea mientas el concierto dura o el cd está sonando. No es poco logro. Ah, la vida, qué terrible es a veces. Y qué bella, incluso en las tristes.

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