Diario de León
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Que el director de cine más vivo y más inteligente del momento tenga 95 años es una de esas paradojas maravillosas de la vida.

Acabo de ver su última película. Se titula Jurado número 2 y es una gran película. Es una película sobria, que se adentra en una honda reflexión sobre la justicia y el azar. Eastwood dispara directo al corazón del espectador.

Hay muchas películas que han tratado el mismo tema a lo largo de la historia del cine. ¿Pero por qué esta es especial? Me recordó mucho a Doce hombres sin piedad (1957) de Sidney Lumet, que también ponía el dedo en la llaga.

La sustancia moral que hay detrás de las dos películas, tanto en la de Lumet del 57 como en la Eastwood de este 2024, es la imperfección de la justicia. Eastwood lleva este asunto a profundidades nunca vistas antes en el cine, tal vez sí en la literatura.

Jurado número 2 no es ningún maldito thriller ni una estúpida película de buenos y malos. Hacía muchísimo tiempo que no veía una película sin trucos. No hay trucos aquí. La película es de una austeridad formal que hipnotiza. Es solo cine elemental, sereno, contenido. Y sin embargo, la historia que narra es terrible. Porque Eastwood nos recuerda las deficiencias morales del ser humano, y cómo esas deficiencias, esas inmoralidades, repercuten en la sociedad. Ojo con aquellos a quienes llamamos culpables, dice Eastwood en su película. Porque puede que no lo sean.

A mí me asombra Clint Eastwood. Desde Sin perdón de 1992 está haciendo el mejor cine del mundo. Todas sus películas desde Sin perdón son excelentes. Ya ‘Sin perdón’ era una obra maestra, pero lo han sido también otras que la siguieron como Million Dollar Baby, Mystic River o Gran Torino. Es el director de cine más poderoso de la actualidad y tiene 95 años.

Hay mucha gente que no soporta la imagen histórica de pistolero de western de las antigua películas de Eastwood. Allá ellos. Yo no me perdería este Jurado número 2 por ninguna otra película de la actualidad. La nitidez de sus películas se basa en un conocimiento profundo de la condición humana. Eastwood es un hombre sabio.

No es un intelectual ni un iluminado ni un moderno ni un posmoderno ni un vanguardista. Es un hombre que ha visto la vida y la cuenta tal como la vio. Es una especie de Leon Tolstoi de los Estados Unidos. Conoce todos los sentimientos que anidan en el corazón de los seres humanos. Sabe quiénes somos.

Y en cada película suya nos hace una foto en la que siempre salimos perturbados, tan asustados como sabios y misteriosamente felices.

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