Diario de León

AL TRASLUZ

Eduardo Aguirre

Eduardo Aguirre

Otra quinta estación

Creado:

Actualizado:

No puedo visitar Oviedo sin pasarme a saludar a la escultura de Woody Allen. Más que un ritual cinéfilo es ya himno vital. El pasado viernes, tenía algo que comunicarle y dado que Manhattan me queda a desmano se lo dije a su bronce. «Voy a verme de nuevo toda tu filmografía. Esta vez sin taquilla, en el salón casa. Solo con Marta. ¡Qué te parece?». Calló y quien calla otorga; pero realmente su expresión era de «¡Como me pida verlas juntos salgo corriendo!!». Y échale un galgo por una ciudad que no es la tuya. Es conocida la opinión poco entusiasta que tiene de su cine, lleva décadas expresándola… pero la felicidad que nos ha proporcionado era y es auténtica. «¿Tú empezarías a verte por orden cronológico…?» Y siguió callado, con cara de «Avísame cuando hagas un ciclo de Kurosawa o de Bergman». Durante 50 años, su nueva película ha sido como una quinta estación. Tras contarle detenidamente mi proyecto de verlas de nuevo todas, le pedí a Marta que nos hiciese una foto, pues ya había empezado a formarse una cola de cinéfilos y percibía ansiedad en su espera. Ella nos pidió: «¡Sonreíd al pajarito!», pero ni las cosquillas funcionaron con Woody. Y como en la cola algunos empezaban a arremangarse dimos la reunión informativa por terminada. Nos fuimos a buscar dónde comer ricas fabes. «¡Por supuesto, con él!», habrá terciado la taquillera del cine Van Gog. No, ni siquiera me atreví a pedirle un autógrafo. Soy un fan pudoroso. Además, no querría que me acusen de haberle provocado flatulencias a una escultura tan visitada, por mucho menos se han declarado guerras. Uf.

¿Habrán soportado sus películas el paso del tiempo? En mi corazón, sí. ¡Y qué puede importar si han envejecido un poco? Todos lo hemos hecho, salvo nuestro amor.

En el tren de regreso, asientos más adelante, iba Víctor Manuel; pero si no me atreví a pedirle un autógrafo a un artista de bronce, menos me iba a atrever a uno de carne y hueso. Por cierto, en Bananas hay un sutil gag de ternura humorística, que no recordaba: «Siempre soy la gran esperanza de las víctimas». Ah, las sonrilágrimas. Gracias por tanta felicidad, Woody. Aún no he perdido la esperanza de ver una nueva película tuya, comedia o drama. Otra quinta estación.

tracking