Diario de León

Alfonso García

Trabajo y entrega ejemplares

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La nieve, la pandemia, los asuntos competenciales, las distintas varas de medición y un largo etcétera de despropósitos en movimiento uniformemente acelerado acentúan la sensación real de desamparo del ciudadano, que ve cómo se pierden las fuerzas en disputas, pataletas, estupideces y variantes de las mismas. Lo que sí queda claro es que se aminora tal sensación por la cercanía ejemplar de diversos colectivos voluntarios y profesionales —sanitarios, protección civil, oenegés, cuerpos policiales…—, entre ellos, claro, la UME, ese acrónimo —Unidad Militar de Emergencias— que esconde la realidad de un trabajo y una entrega ejemplares en muy diversas situaciones. Experiencia y preparación que se salda de forma tan positiva, convertida además, y por ello, en referente internacional. Vista con perspectiva su actividad y su alta capacidad operativa y profesional —la evidencia y el compromiso no necesitan argumentos—, nadie, creo, puede negar a estas alturas su gran valor.

La UME fue creada en octubre de 2005. En aquel momento —qué difícil es borrar la historia, a pesar de tantos intentos de tergiversarla o aniquilarla—, y como siempre, los eternos predicadores del colmillo retorcido y las críticas sorpresas quisieron levantar el grito a todos los cielos, donde se diluyen los improperios y las vaguedades con poco o nulo fundamento. También aquí ocurrió lo mismo, claro, entre los descontentos de los logros, a los que tan poco abonados estamos. Pero cómo iban a aplaudir el posible éxito de dos paisanos de la tierra, ellos, tan amigos de que nada cambie para que todo se muera. Ha de suponerse, como consecuencia, que estarán contentos con el panorama de la cada vez mayor, o menos nada en que se está convirtiendo esta provincia invisible del bla, bla, bla. Anoten unos y otros qué otra decisión —o cuántas decisiones de esta índole y calado— han visto la luz entre nosotros en los últimos tiempos.

Con década y media de vida y, sobre todo, de intensa eficacia, un recuerdo para malencarados y olvidadizos: fue obra del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, con su buen amigo y destacado profesional al frente del Ministerio de Defensa, José Antonio Alonso. Dos leoneses comprometidos. Seguramente otros con esta decisión hubieran justificado más de una legislatura. El ejército puesto al servicio del pueblo en los momentos difíciles es el más preciso concepto de Paz, en un país siempre en cruda guerra sobre la dialéctica de la nada.

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