La Esclavitud en los Albores del Siglo XXI:

La Esclavitud en los Albores del Siglo XXI: Metafórica la libertad y la esclavitud caminan de la mano, como dos caras de la misma moneda. Lo cierto es que, nuestro Orden jurídico garantiza constitucionalmente la libertad en sus distintas manifestaciones y dice dejar abolida la esclavitud, algo ostensible desde hace ya siglos pero esta no es la esclavitud de la que hablo, no es la esclavitud referida a la servidumbre humana más absoluta, sino la esclavitud respecto a las decisiones que adoptan quienes nos gobierna, elegidos libre y democráticamente, así como de la esclavitud a la que nosotros mismos decidimos someternos por nuestra propia voluntad. Y siendo así, como dijo un sabio, todo es susceptible de relativización, y de crítica. y es que, esa realidad que relativamente vivimos, la realidad de seguir el camino que el estado nos ha marcado regulado jurídicamente para lograr nuestros hitos, nuestros fines, nuestros sueños, es el camino a nuestra felicidad, y es tanto así que, la libertad garantizada legalmente en todos sus ámbitos, permite mi libertad de pensamiento, mi libertad de actuación, mi libertad de seguir mi camino a la felicidad siempre dentro de la adecuación social. Y es ésa, la libertad de la que hablo, la que me permite escribir mi destino, la que crea mi esclavitud, ya que me convierto en esclavo de mi mismo, esa es la libertad a la que pretendía llegar, a la esclavitud de mi propia voluntad. Todo ello queda evidenciado, como tradicionalmente se dice en el hecho que somos esclavos de nuestras palabras, nos pueden reprochar juicios de valor, promesas, etc., somos esclavos de nuestra propia voluntad firma de un pacto contractual que nos obliga. De ahí pensar que quizás esa esclavitud es querida, es voluntaria en nuestro camino, es un compromisos con nosotros mismos para alcanzar algo que de significado al camino de la vida, un camino de esfuerzo y sacrificio por eso somos capaces de estar esclavizados por unos libros, por un trabajo actualmente un bien preciado esclavizados para conseguir lo que pretendemos. Esa pretensión, esa ambición, ya sea la ambición de ser el primero, sea conseguir más dinero para ir y venir, sea para demostrarme algo a mi mismo o a otra persona, es la luz que brilla al final del camino de la esclavitud que hablo, y por tanto, lejos de ser hipócrita, ese camino es mucho más dulce o llevadero que aquella esclavitud de siglos anteriores, esa luz es la que nos hace ser constantes y caminar por el camino que nosotros creemos como adecuado, pero que la vida demostrará si lo es verdaderamente, ya que gracias a dios el final es para todos igual.