El club de Fredo
El dinero, –no la riqueza-, como la energía, ni se crea ni se destruye solamente cambia de manos. En el mundo, en nuestra España, el dinero ha cambiado en pocos años de las manos públicas a las manos de unos pocos mediante una serie de prácticas que ahora la crisis está poniendo al descubierto, el caso es que mientras las arcas estaban llenas, nadie se ha preocupado de la administración ni del futuro, nadie se ha preguntado si como país nos podíamos permitir vivir continuamente a base de fútbol, toros y flamenco, a base de pan y circo, la eterna receta. Parece, no obstante, que a pesar de la situación creada por las malas prácticas de los gobernantes, esos que apoyan sus prebendas en la responsabilidad que dicen tener, que la criatura, este monstruo, este agujero negro que está devorando a la sociedad, no tiene nombre ni apellidos, nadie de estos que se llevan la tela tiene ninguna responsabilidad. Digo yo que alguien tiene que dar la cara por la pérdida de calidad de la educación, porque la tasa de paro juvenil supere el 50%, porque apenas tengamos industria, porque crear una empresa sea poco menos que misión imposible, porque en vez de acercar la administración al ciudadano el estado de las autonomías haya multiplicado por 17 las distancias… La cara no la da nadie, ni políticos, ni intelectuales, ni artistas, ni cineastas, ni periodistas, ni las universidades, ni Dios. Durante todo este tiempo de pan y circo toda la clase dirigente, las élites, han dormido calentitos, bien amarrados al pesebre. Ahora cuando el pesebre está vacío empiezan a removerse, ahora empiezan a denunciar las miserias que el pueblo llano lleva soportando durante siglos, ahora que han condenado a la ingeniera, al mecánico, al enfermero, a la conductora de autobús, a la tornera y al minero a la emigración. Ahora empiezan a resoplar para que el amo les vuelva a echar pienso. En medio de este totum revolutum lo más nauseabundo a lo que se enfrenta la clase trabajadora es al secuestro del Partido Socialista Obrero Español fundado por Pablo Iglesias el 2 de mayo de 1879, hace 133 años, por una clase que si lo es, disimula muy bien su condición de socialista, de obrera y de trabajadora. El camuflaje es tan perfecto que el electorado socialista se queda en casa y no acude a las urnas porque no identifica a los secuestradores con las siglas PSOE. No hace falta estrujarse los sesos para consultar los resultados de las últimas elecciones; municipales, generales, autonómicas… e interpretar un mensaje tan explícito. Pero el señor de la barba que dice tener como obligación la recuperación de la confianza del electorado se vuelve a enrocar y rodeado por su corte, mantiene al secuestrado atado de pies y manos en el zulo. Quisiera estar equivocado con el señor de la barba y con los que le rodean, todos ellos son la secuela del vecino de la Moraleja. Quisiera estar equivocado y descubrir que un día de estos aparecerá un proyecto de estatutos que ponga límite a la permanencia en los cargos, a la endogamia, a la falta de democracia interna. Pero me temo que, ante la falta de entendederas, los afiliados además de no ir a votar pasaran a la acción dejando de pagar la cuota. Como se van a quedar solos, es de suponer que el único proyecto que hay en la calle Ferraz es un cambio de razón social, un cambio de marca. En breve se llamará: “El Club de Fredo”.