Diario de León
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QUIEN SE ESFUERZA , ¡UN PRINGAO! Que para muchos estudiantes de hoy el Duero ya no pase por Zamora y desemboque en el Mediterráneo, o que los fiordos noruegos estén en Mámoles, a muchos ya ni nos sorprende. No, no es culpa de los maestros, no. Es la consecuencia de una nefasta política educativa que poco a poco fue restringiendo los estudios mínimos a las cuatro paredes de una pequeña frontera autonómica, que ha ido deteriorando la escuela y creando distanciamientos entre las mismas hasta el punto de colocar la enseñanza casi al final de su prestigio histórico y no muy lejos de su desaparición como servicio público. No parece justo que los fracasos políticos se carguen a los profesionales porque de esta manera el posible que el Duero acabe en el mar mas negro de la corrupción y de la ignorancia. Desde hace ya tiempo que en este país el esfuerzo parece penado y todo aquel que lo pone en valor es tachado, por intereses partidistas, de ¡Pringado!. Desde la desaparición del esfuerzo y el comienzo de la era de regalar tantos títulos todo ha cambiado y todo parece un cambalache. Tenemos que ser conscientes que tan sólo con esfuerzo compartido y el compromiso educativo de todos podremos salir del pozo. No ha fracasado la escuela, ha fracasado el sistema y quienes lo han venido diseñando sin apenas conocer el valor de ésta para el futuro. Es preciso haber vivido la escuela para valorarla y sentirla. Es necesario que los grandeshermanos y mediocres no sean sus diseñadores o constituyan su andamiaje y su reflejo. Cuando así ocurre la escuela está abocada al fracaso; a la mediocridad. Porque sin una buena calidad educativa; una buena escuela no cabe esperar una buena calidad social en el futuro. Cuando el terruño delimita los límites del saber o el español se imparte durante el recreo, la ignorancia parece garantizada. Cuando se manipula a los docentes y no cabe libertad para enseñar capacidades críticas, la docencia está secuestrada; cuando la autoridad del maestros queda cercenada, el desgobierno se sitúa mas allá de la escuela. La escuela no puede llegar a ser "cajón de sastre donde todo cabe". Requiere seriedad, exigencia, esfuerzo. Sí, es cierto, aptitudes pedagógicas, porque el maestro ha de ser mucho mas que "canguro" de nuestros hijos. es preciso valorar su labor, confiar y no ridicularizar su esfuerzo. La ignorancia de hoy son los polvos de aquel ayer en el que dar una voz al alumno era crear demasiados traumas. A todos los profesionales habría que pasarles las mismas pruebas de las que habla la Sra. Figar. Tal vez hasta ellas quedaría sorprendida de sí misma y de sus capacidades para llevar a cabo su responsabilidad. Tal vez a todos nuestros políticos debería exigirse que pasaran las mismas pruebas de cultura general y también la sorpresa podría ser de interés para explicar demasiadas crisis. Olvidan que si no se valora la escuela se está hipotecando el futuro y abocándolo al fracaso. Educar es contagio y sentir la necesidad de saber bajo el paraguas del sentido común y una ética hoy ausente. Es enseñar a seguir aprendiendo siempre. Sí, es enseñar a aprender, a sentir la necesidad de saber y respetar. El déficit de conocimientos de hoy, Sra. Figar, no está tan sólo en los aspirantes al Magisterio, también está en los aspirantes a Notarios, Registradores de la Propiedad, jueces, a... Al menos, que estos aspirantes hayan tenido que someterse a una prueba mas no está nada mal. Seguro que muchos de sus asesores no han superado ninguna. No desprestigie mas a la escuela y a sus docentes, que no le hace un favor tal vez por primar sus intereses en recortar presupuestos. No la escarnie, manipule, ni desprestigie porque, en todo caso, se estará echando piedras contra su propio tejado y estará poniendo en evidencia su propia responsabilidad como diseñadora y controladora de la misma. Eso sí, le animo al control de las irregularidades que con frecuencia se permiten en la propia selección de sus docentes. Benjamín Charro Marzo, 2013

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