Interrogándole al viento
La verdad es que doy comienzo este escrito sin tener plenamente claro el título. Había pensado en: “Autonomías para robar”, “El engaño autonómico” o “El País independiente de mi casa”. La verdad es que hoy, en este país de pícaros y lazarillos caben todos los títulos imaginables. Lo cierto es que uno que ha pasado ya por demasiados puentes, autonomías, dependencias, independencias,…. Ha llegado a la conclusión de que las autonomías conducen al fracaso y al enriquecimiento de unos pocos ; conducen al distanciamiento, a la división, a la indefensión. Sí, conducen a justicias amañadas e injustas, diseñadas a medida de unos pocos. Conducen al paro mas duro de toda la Comunidad Europea; al fracaso escolar mas alarmante en un mundo donde nuestros hijos y jóvenes se ven obligados a emigrar. Me pregunto: ¿Quién lejos de España podrá presumir de inmersiones y políticas lingüísticas o entenderse en calatán, vasco, gallego, valenciano mallorquín, extremeño o andaluz con el resto del mundo?. ¿Alguien puede pensar que en Polonia, Australia o China valorarán su esfuerzo en este sentido fuera de las embajadas de representación?. Hace ya demasiado tiempo que la vaca no da leche y, de seguir por estos derroteros de impunidad y desgobierno, tal vez, ni pan. ¿Por qué no puedo yo tener la opción de trabajar ni siquiera en mi país por culpa de impedimentos autonómicos caprichosos de unos iluminados salvadores de su tierra?, ¿Por qué no puedo yo entenderme como me puedo entender desde una punta a la otra del continente americano? ¿Por qué cuando acudo a una entrevista de trabajo, selección,… las plazas están dadas de antemano y me obligan a disimular mi acento castellano? ¿Por qué se empeñan en preguntarme, tan sólo, por mis orígenes, mi lugar de nacimiento, y otras lindeces íntimas nada relevantes para desempeñar mis funciones profesionales? ¿Por qué no me preguntan si domino mejor el inglés, el alemán, el polaco,.. que ellos?, ¿Por qué para este paripé han de perder cinco o seis personas toda una jornada de su trabajo y a mi me hacen gastar un dinero del que no dispongo porque incluso ellos mismos tienen ya su “primo” y nunca voy tener una oportunidad?. ¿Por qué se consienten todas estas tropelías y de la excepción se hace norma?. ¿Por qué tengo que ir de Zamora a Navalmoral de la Mata para tenerles que decirles yo mismo al final de la comedia, “Oiga, creo que ustedes se han olvidado algo para lo que pensaba haber venido aquí, y es que no me han realizado ninguna pregunta relacionada con mi experiencia y formación académica”. Es que tan sólo es relevante para ocupar el puesto que yo sea extremeño, catalán, vasco, valenciano… y simpatizante de presuntos como los señores Pujol. Mas, Camps y tantos otros urdangarines?. Me hacen sospechar, con su actitud, hasta que pudieran, en alguna medida, ser cómplices de ellos. A veces hasta los mas inútiles me hacen sentir vergüenza de mi acento castellano, me obligan a disimular. Eso sí, mas vergüenza siento de su propio paripé y su teatro. Ya sé que acudo sin un primo de zumosol que me avale. Acudo con mi esfuerzo, mi honradez, mi ética limpia y mi esperanza maltrecha. Aprendí pronto que eran méritos suficientes para ir con la cabeza bien alta. ¿Por qué alguien no se pregunta dónde nos ha de llevar tanto absurdo, impunidad, opacidad, presunto y mangante? ¿Por qué hemos llegado a no creer en nada ni en nadie y continuar, por el contrario, sosteniendo a tanto vago y aprovechado? ¿Por qué son precisos tantos gobiernos para tanta ineficacia? ¿Por qué son necesarias tantas reformas educativas para el fracaso escolar mas vergonzante? ¿Por qué son necesarias tantas murallas que siempre conducen al fracaso?. Sepan todos que en este país o nos salvamos todos con la verdad y esfuerzo entre las manos o nos hundimos todos. Ya sé que el barco no es mío, pero voy en él. La ley natural me indica que el rumbo navega contra las fronteras. Benjamín Charro // Abril, 2013