Carta al Rector.

Estimado Rector: Le escribo con motivo de la famosa “espicha de industriales”. Es el segundo año que padezco el citado jolgorio universitario. He de decir a su favor que hoy, a las 15:30 horas, cuando fui a la Facultad, la suciedad era casi inexistente respecto del año pasado, algún plástico y bolsa podían apreciarse todavía, pero poca cosa en comparación con el curso precedente. Dicho este dato, que es de agradecer ya que los que no participamos en ese tipo de actividades no tenemos porque padecerlas, le daré mi opinión sobre estas actividades, institucionalizadas al parecer, en un ámbito académico. Creo que la universidad no es el mejor sitio desde el que fomentar dichas fiestas, pienso que a la universidad ha de servir para aprender y formar intelectualmente a las personas y no para hacer el ridículo, ensuciar y fomentar el alcoholismo. Cierto es que la mediocridad es la nota dominante entre los jóvenes y que el interés de los alumnos no pasa por ir a clase, aprender y formarse para el mañana, eso no lo niego, pero si se fomentan estas actividades menos se conseguirá ese preciado objetivo. Tampoco creo que si dejase de realizar esta actividad las universidades de España consigan entrar, al menos una, en el ranking de las 200 mejores del mundo, cuestión ésta que merecería un artículo aparte, pero recordar que nuestra universidad está en el podium, eso sí, por la cola de las mejores de nuestra nación. Por tanto, que se dejen de celebrar estas actividades en la Universidad de León sería positivo para todos. Sería positivo para los alumnos que queremos aprender, y que nos duele ver lo descaminada que está la actual sociedad y juventud, no tendríamos que ver como ayer y hoy apenas estaban presentes en el aula 10 personas (de casi 200), siendo ésto un derroche de recursos que salen de los bolsillos de los contribuyentes. Por otro lado, sería positivo para la propia Universidad de León pues seguramente ganaría en seriedad e integridad; tendría mejores alumnos, escalando posiciones en el ranking nacional, y daríamos una alegría a profesores desencantados y alumnos interesados. Por último, señor Rector, sé que su cargo es electivo y que necesita del voto, si quiere revalidarlo, de estas personas, pero si estas funestas celebraciones no se vuelven a realizar, usted hará una buena obra y la Universidad de León ganará en dignidad. Fdo. Un alumno desencantado con la sociedad, la mediocridad y la universidad.