El lince boreal, ese primo no tan lejano
El 12 de diciembre es el Día Internacional del Lince Ibérico, una fecha ampliamente celebrada en todo el territorio, sobre todo por los titánicos esfuerzos que se están haciendo a través del programa Life + Iberlince que con muchas dificultades está logrando reintroducir con cierto éxito esta especie en los parajes en los que prácticamente ha desaparecido, hasta lograr contar en la actualidad con cerca de 600 ejemplares en toda la península. Pero lo que poca gente sabe es que ayer, 11 de junio, se celebró el Día Internacional del Lince Eurasiático, también conocido como Boreal. Y es que es poca la atención que se le ha dedicado, por lo menos en nuestro país, a la recuperación de este otro lince, que realmente pobló los montes de León hasta hace relativamente poco tiempo, hasta que la presión forestal y el interés que despertaba su pelaje para los furtivos acabó con su existencia. Se trata de un felino, eminentemente agreste, lo que explica que se sintiera cómodo en nuestra provincia, capaz de soportar temperaturas muy bajas, mucho más grande y corpulento y con el pelo más largo que su primo el ibérico, lo que puede dar una idea de lo espectacular que puede resultar este felino. Actualmente, los pocos ejemplares que quedan en el planeta se concentran en Europa central y algunas zonas de Asia y son muchos los programas de reintroducción llevados a cabo en estas zonas hasta contar con 17.000 ejemplares en todo el mundo.
Sin embargo en España no ha interesado recuperar esta especie. En 2016, el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente trabajó en un programa de reintroducción del lince boreal en el Pirineo, pero el proyecto se desestimó finalmente ante la cerrada oposición de ganaderos y cazadores de la zona, ya que también a diferencia del ibérico, que se alimenta casi exclusivamente de conejos, el boreal es un feroz predador de ganado y grandes piezas silvestres.
La última vez que se tuvo constancia de esta especie en el norte de España y en los Pirineos fue sobre 1960, y siempre según pastones y ganaderos de estas zonas, cuyas afirmaciones fueron confirmadas en 2015 por análisis moleculares de restos fósiles de linces encontrados en yacimientos pleistocenos y holocenos del Norte peninsular.