Diario de León

Creado:

Actualizado:

S umándome aquí ayer al homenaje que le tributaron a sor Serafines -monja menuda y ¡menuda mujer!-, recordé el día que la conocí. Me encontraba en medio de la plaza de San Isidoro cerca de su convento de las Siervas iniciando un paseo nocturno por rincones de esta ciudad con el que pretendía entretener a los rectores españoles que asistían en León a una convención auspiciada por la Universidad... y cuando estaba soltándoles perorata frente a la basílica, dos monjitas abrigadas y presurosas que iban con bolsas a su cometido de velar enfermos cruzaron ante nosotros, deteniéndose una de ellas y acercándose a preguntarme si yo era yo porque le había sonado la voz... y entonces largó su admiración por lo que leía en esta columna y por algunos parientes míos que ella conocía, aunque censurándome las palabrotas o venablos que inevitablemente se citan aquí... una sonrisa benévola en la cara de los rectores disculpaba la interrupción, mientras sor Serafines insistía en sus elogios, hasta que su compañera se acercó para llevársela viendo que lo que debió ser solo saludo derivaba ya a charleta... pero yéndose, aún se volvió exclamando «y sepa usted que rezamos por su conversión» (bendita ella; cuando hube de tratarla a menudo poco después le bromeaba con la anécdota)... y entonces, el rector que no reía se esbuevaba: vaya cicerone tenemos... nuestro paseo era que en cada sitio les resumiría lo que la historia decía de allí y a continuación largaba un supuesto sucedido, literatura, para que la ficción se hiciera algo más creíble que el Cronicón... y como alguna gracia tenía el método, el vicerrector -y sin embargo amigo- Paco Flecha se empeñó después en editar aquello acabando en un librillo para el que hice también a lápiz dibujos de las distintos rincones y así se publicó... aunque los cielos debieron oír a sor Serafines, pues hubo «conversión» al menos en su título - Una ciudad de sotas, caballos y reyes -, lo consabido, lo que hay, pues el título inicial iba en crudo: Una ciudad de putas, mulos y gobernadores ... pues las sotas son eso... caballos no se ven y vicarios sobran.

tracking