Invernada de acuáticas

Burro amenazado pancho purroy

C omo otros años, en enero, una treintena de ornitólogos coordinados por David Miguélez hemos salido a censar las aves acuáticas aposentadas en los aguazales de León. Se han visitado 70 localidades, entre lagunas, balsas de riego, embalses, graveras y tramos fluviales, con bastantes de ellos congelados por la friura. El contingente asciende a 9.959 volátiles, siendo la especie más numerosa el ánade azulón o real, localmente conocido por curro, con 7.127 ejemplares. En segunda posición se sitúa la focha, ave buceadora de plumaje negro y escudete frontal blanco, con 670 aves. La lista sigue con la cerceta común (396 aves), pequeño pato del tamaño de una paloma, y, después, el denostado y odiado cormorán grande (359 aves), sobre el que cae la fama de criminal azote de las truchas de nuestros ríos. Bien sea por el control de los guardas de la Junta o por otras razones, estos pajarracos negros piscívoros van a la baja en nuestro territorio. El porrón europeo, de macho grisáceo, culón y cabeza rojiza (271 aves) y el blanquinegro somormujo lavanco (267 aves), son otras especies abundantes entre el plantel de 26 especies censadas, siendo la más rara el ánsar común, ganso del que solo se ha visto un individuo afincado en la balsa de la Mata y, luego el zampullín cuellinegro, otros dos ejemplares nadadores en el Lago de Carucedo. Para los que creen que las gaviotas solo viven en el mar, se han observado 104 gaviotas reidoras y 6 patiamarillas en estos humedales interiores. Para ver abundancia de porrones europeos y moñudos, lo mejor es acudir al embalse de Barrios de Luna, mientras que las balsas de riego del Páramo albergan muchos patos cuchara, además de los numerosos azulones. Es evidente que, en León, los ánades esquivan muy bien la presión cinegética, solo sorprendidos por la escopeta al salto, y, apoyados en su salvajismo y las zonas de seguridad del dominio público hidráulico, prosperan.