Diario de León
Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

Al trasluz | eduardo aguirre

Si Francisco González creyese en reencarnaciones, seguro que barruntaría que en alguna vida anterior contribuyó a construir esos edificios históricos que ahora él reproduce en bellas maquetas de madera, pero su universo espiritual es cristiano y no necesita explicarse a sí mismo mediante gnosticismos. La exposición Faros del Camino , que puede verse hasta el 31 de agosto en Botines, ha sido uno de los éxitos de este verano, en acertada apuesta de Caja España por un artista de esta tierra y, por tanto, de todas. Sé que el primer impulso ante estas minuciosas reproducciones es admirar la perseverancia de González para hacerlas, parece haber contado con días de 48 horas y años de 24 meses; pero aun siendo esto admirable, no es la esencia del logro. El tiempo empleado resulta anecdótico (la catedral compostelana le llevó 5.200 horas de trabajo), pues también los animales son constantes en sus empeños. Hay personas que tras años de tenaces entrenamientos consiguen los retos que se plantearon: silbar con las orejas, engullir monedas por las cavidades nasales, aprenderse los tomos pares del Espasa-¦ pero tales exhibicionismos de constancia nada tienen que ver con lo que este ebanista de Cistierna logra con su maestría, apoyándose en una paciencia trascendente y al servicio de un logro superior, que se concreta en una meditación sobre el alma de los edificios y la verdad que los habita, sea nuestra Pulchra o San Martín de Fromista. Paciencia sin trascendencia se queda en cabezonería. A sus 79 años, sabe ya desde hace mucho que el tiempo es oro, pero también que este no se encuentra en el interior de cofre alguno, sino que es el mapa mismo. Una exposición reconocimiento a una labor sin relojes ni calendarios, conseguida con humildad, belleza y virtuosismo. Un faro que guía.

tracking