Diario de León

TRIBUNA

La Semana Santa y sus sonidos

Publicado por
HÉCTOR LUIS SUÁREZ PÉREZ. FACULTAD DE EDUCACIÓN Y DEL CONSERVATORIO DE PONFERRADA Y "PAPÓN"
Ponferrada

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L a Semana Santa de León, como tantas otras, no sería nada sin su patrimonio inmaterial anexo. Es decir, olores, sabores, sensaciones..., en relación a lugares y momentos concretos, fácilmente se entroncan en lo emocional y afectivo, ya se viva o recuerde desde lo personal o desde lo colectivo; pero esto no es todo. Existe un elemento fundamental que completa el entorno de esta celebración: me refiero al sonido. Al decir esto, en la mente de muchos resonarán ecos de tambor y corneta, tal vez tras un gesto que quizá incluya una sonrisa evocadora. Una primera impresión que, de inmediato, les lleva a reproducir en su memoria referentes acústicos, bien correspondientes a toques de las sencillas bandas de antaño, cofrades, militares, o civiles, o a sofisticadas interpretaciones polifónicas actuales. Tampoco falta a quien le surjan otras melodías de textura sonora característica generadas por las modernas e instrumentalmente mas variadas agrupaciones musicales, como por ejemplo ocurre con «La Saeta» de Serrat.

Al igual, comparativa y paradójicamente frente a otros lugares de nuestra España, entre los mismos interlocutores y paisanos nuestros, a muy pocos les vendrán a la memoria las clásicas y severas melodías de banda de música allí tan conocidas. Por ello, algunas entre tantas en otros lares tan celebérrimas como «Nuestro Padre Jesús» de Cebrián, «Mektub» de Mariano San Miguel Urcelay o la «Marcha Fúnebre» de Thalberg, representan un corpus quizá totalmente desconocido para muchos. Y no será por no haberlas interpretado en innumerables ocasiones tanto la querida Banda de Música de León, como la banda militar con destino en León en el cuartel de Almansa 5, hasta su desaparición. No obstante, también es cierto que muchas de esas personas sí reconocerán tales u otras marchas, e incluso podrán tararear e identificar sus melodías al escuchar alguna de las versiones que, de varias y en algún momento de estos últimos años, han brotado desde el matiz tímbrico de la conocida Banda de Música de la Cofradía de Las Siete Palabras. Algo que, desconcertantemente en lo que a hábitos musicales se refiere, se pone de manifiesto en el caso de la popular marcha «La Madrugá», de Abel Moreno, sin duda debido a misterios de las modas y los gustos colectivos en función de la sociología e idiosincrasia cultural y musical locales.

En una segunda avalancha de evocaciones, para una mayoría de esos mismos interlocutores, también seguro están presentes en su recuerdo otros sonidos, fruto de un variopinto cúmulo de vivencias al respecto, sin los que no pueden completar su idea de Semana Santa Leonesa. Me refiero a los que nos traen a este evento y que completan el mapa sonoro de la misma en la Ciudad de León. Es el caso de los toques de «la ronda» de Jesús y de sus homónimas y homólogas de otras cofradías; de los cantos de una comunidad religiosa femenina, o de los raseos y los golpes de horqueta de nuestros braceros en el empedrado callejero. Del volteo y repique de nuestras campanas monacales, parroquiales o catedralicias, y de sus silencios durante los días del Triduo Sacro suplidos por el eco de las matracas y carracas, en las últimas décadas felizmente recuperadas.

De los píos cantos del repertorio devocional de pasión, ya sean alternados antifonalmente entre coros de hombres y mujeres en la Salve, o bien en latín soportado en recio y severo timbre masculino para el caso del Salmo Miserere, ambos contrastantes con el exclusivo timbre de las cantoras de cualquier calvario o Vïa Crucis, por citar algunos. Completan la panorámica otros como el modesto sonar de los llamadores de los pasos al «picar» para transmitir consignas de arranque o parada a los braceros, el insistente golpeteo de las horquetas y de las monedas en las mesas petitorias de las diversas «sacas», etc., etc., etc.

Un conjunto que, aunque todavía focalizado para muchos en la realidad sonora presente hasta la década de los noventa del pasado siglo, afronta una nueva realidad, más completa y mejorada por las novedades e incorporaciones de los últimos años. Unas novedades que, por haber sido etnomusicológicamente trabajadas de modo correcto, han pasado a completar y reconformar el paisaje y entorno sonoro global de la actual Semana Santa, disfrutando del alto nivel de relevancia social de que gozan sus antecesores. n suma, un conjunto portador de matices subliminales relativos a sonoridades propias de ambientes más íntimos y menos rotundos acústicamente que los relativos a los ecos del tambor y la corneta, que, inevitablemente y en paralelo a lo dicho, le s lleva a ser tenidos en cuenta con idéntico énfasis.

Por ello, con el objetivo de procurar la puesta en valor de este patrimonio inmaterial sonoro en su conjunto y su difusión, surge ante ustedes la iniciativa de la Junta Mayor para sus actividades culturales de esta cuaresma, monográficamente centradas en los sentidos. Atendiendo su encargo, a través del diseño que he preparado, simplemente pretendo presentar una sencilla evocación sonora, a modo de mosaico panorámico y con sonido en directo a cargo de sus protagonistas cofrad es, del conjunto acústico característico a la Se mana Santa de la capital leonesa. Abran sus oídos y siéntense a evocar con la escucha-¦

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