Comediantes

La campaña electoral se ha colado por la ventana con las flores a María y las setas de San Jorge. Una alergia primaveral que desde el pasado viernes y hasta el próximo sábado llenará las calles y plazas de los pueblos de la provincia de personajes sacados de la comedia del arte. Actores con el método bien aprendido que intentarán optar a la criptonita política del indeciso, convencidos como están de que la elección del voto por parte de los ciudadanos no supera en la mayoría de los casos la trascendencia de optar entre calcetines lisos o de rombos para acompañar a los mocasines.

La volatilidad de este voto, que igual se cuelga del juicio del entorno que se encapricha de una promesa vana o se empreña de la acidez del renegado, entretiene el empeño de las compañías artísticas políticas. Equipos propagandísticos, más cercanos al márketing cosmético que a la pedagogía política, que saben que la clave reside en la creación de un entorno proclive.

La brisa fresca que el PSOE de Francisco Fernández se esfuerza en generar a soplidos sin darse cuenta de que el barquito sólo es de papel; la teoría del caos que genera el PP al paso del incensario de Emilio Gutiérrez; o la necesidad de bisagra con la que la UPL de Javier Chamorro se presenta como única alternativa para no cerrar la puerta de Castilla.

Las tres principales opciones conviven con el incansable patear de Santiago Ordóñez en IU; la resurrección del PAL de Rodríguez de Francisco; la reinvención de Guada con el Mass; la osadía de Miguel Hidalgo con Civiqus; la promesa de esencia pulcra de Sadat Maraña con UPyD; e incluso la amalgama racial del Came de Ricardo Torres. Átomos -"algunos salidos de la fusión de los núcleos duros en los que no había espacio para todas las bocas-" que pelean por sobrepasar los 2.800 votos y hacerse con un acta de concejal, pero que son conscientes de que su falta de dominio del escenario -"bien por pericia, bien por dinero-" les coloca en un peldaño inferior que resulta casi imposible salvar.

La semana se presenta entretenida. Aprovechen, sólo una vez cada cuatro años les conceden el privilegio de volver al centro del sistema democrático. A partir del domingo tocará que pongan en práctica todo lo que no se han atrevido a meter en programa.