Diario de León
Publicado por
javier tomé
León

Creado:

Actualizado:

Estamos en pleno verano, así que las clínicas de belleza y los gimnasios bullen de actividad debido a esa repleta nómina de gentes que se afanan en esculpir su figura para llevar a buen puerto, durante el estío, el noble arte de seducir al prójimo o a la prójima. Dicen que la anatomía es el destino y, en paralelo a la fanaticada de la salud y la poca cintura, aparece en los medios de comunicación una catarata de números nefastos referidos a la obesidad infantil, pandemia que precisa cuidados sociales intensivos. Atando datos, acabamos de saber que casi la mitad de nuestros niños padecen sobrepeso, debido entre otras causas a su pasión mórbida por la bollería, las hamburguesas y demás alicientes alimentarios que forman parte ineludible de la epifanía de su vida cotidiana. ¿Qué le está pasando al mundo para que la ingesta compulsiva y algunas demasías como los muchos ratos de absentismo o el poco jugar hayan dado forma a una generación de tragaldabas que, en casos extremos, semejan bufets andantes? Los más pesimistas aseguran que esto no lo arregla ni el exorcista del Seguro ya que la chiquillería, aparte de tener unos estómagos que parecen pozos sin fondo, dedican infinitas horas a ver la tele, sentarse ante el ordenador para ver qué pillan o trastear con los videojuegos. Y todo ello, sumado a la casi nula práctica de deportes activos, provoca que muchos de ellos estén gordos como tejones. Hay que optar, en definitiva, por hacerles entender que el consumo no es el único fin de la existencia, aparte de imponer unos hábitos saludables que acaben con tanto michelín infantil. Será la única forma de combatir lo que algunos califican como “la peor epidemia del siglo XXI”, asunto que requiere un urgente bálsamo de redención. Porque no se trata de impartir lecciones de civismo, pero sí de sembrar un poco de sentido común.

tracking