Chupar los huesos

Hoy, dicen, toca ponerse la camisa de los domingos. Que la ocasión lo merece. Hoy, otra vez, el Bierzo se convierte en plató de grabación y protagonista en una cadena televisiva, en este caso la pública. Francamente, no entiendo esa fiebre que nos ha entrado últimamente por estos lares por indicar a todo el mundo dónde estamos y con qué pasamos el tiempo en este camino hacia la autodestrucción. Yo, en estos casos, prefiero seguir a pies juntillas aquel consejo de mi padre: « Hijo a los enemigos no les cuentes tus penas, y a los amigos tampoco, que los entretenga su madre ». Pero está claro que debo ser adoptado en esta comarca nuestra, pues aquí gusta, y mucho, eso de sacar pecho y predicar —aunque estemos en medio de un desierto—.

Una de las primeras cosas de las que se habrán percatado nuestros televisivos visitantes, además de que por acá en otoño suele llover, es de la afición de la gente de nuestros pueblos por ilustrar todo con refranes. Como el que me espetó mi suegro, un cachondo, cuando le dije que la Duato anda estos días por aquí grabando un capítulo de ‘Un país para comérselo’. « Na, olvídate. Ya llega tarde, y ya sabes, quien llega tarde ni oye misa ni come carne. Pueden volverse, que acá ya se lo han comido todo ».

Le pierde el analizar todo bajo ese prisma de minero de los de antes. De los que no entienden que la central de Anllares tenga que apagar sus calderas porque no llega el carbón de las minas que él pisó. De los que no saben cómo se ha firmado un finiquito para la minería sin haber dado una opción de futuro para los nietos de los que fueron compañeros suyos en el tajo.

Intento no darle la razón y le explico que todo el mundo no se acaba en la mina. Que hay que mirar al futuro, que será bueno para la promoción de nuestros vinos, para el botillo, para el turismo... « Na rapaz. Ni eso ni Mundial, ni nada. Eso ya está descontao. Toda la promoción que necesitábamos ya nos la dieron con lo de la moción de censura los de Ponferrada. Llegan pa chupar los huesos».

Uno que no está tan molido por los palos de los recuerdos como él, se resiste, aunque cada vez menos, a creer que no haya futuro para esta comarca más allá del carbón, de las infraestructuras que se nos resisten o de los jóvenes que nos abandonan. Por eso, y aunque sea cierto que han llegado a los postres, buen provecho.