Tren de trena

Tranvía, tren, traviesas, tren-tran, tren-tremolina, trapaceros, trenecitos, tropelías... así nos explican este follón ferroviario nuestro y sólo hacen que trenzar trabalenguas.

En ello están, que lo de León con el tren es tranca, es de traca o es maldición... ¡y la culpa es de Zapatero!, voceó un pedorri del pepé que monta despacho en cada barra de bar.

Del lío del Ave, estaciones del Ave, túneles del Ave o del Tren de Mente Estrecha ya está el lector al corriente. Sí, efectivamente León ha perdido el norte y su estación... y la otra estación del trantrán, los acuíferos de la montaña furacada, ha perdido el respeto, el derecho, el oremus, la vergüenza... lo está perdiendo todo, menos la paciencia, ¡qué aguante y qué cojonazos tiene aquí la paisanada y la autoridad!...

En fin, si en vez de Ave lo llamamos cuervo, se entiende mejor lo que pasa (ese cuervo era de Zapatero, insistía el pedorri una caña más tarde).

¿Es que habéis perdido el tren otra vez?, preguntó Sócrates V. a los atónitos pobladores de este Territorio Pies Negros (llama así a los cazurros por habernos pasado siglos y vidas pisando montes quemados, uvas agraces o carbonilla de estación)... ¿habéis reparado en que os engañaron?... ¿y es la primera vez?... pues entonces, lagrimitas las justas, lloricamanteles, que los tontolabas sólo mueven a lástima y a risitas... hala, pedid otro tren y llevadlos a la trena... y después me lloráis, pero por vosotros mismos, tan culpables.

Y Sócrates no habló más.

Pero le conté que el otro día, convocaron una manifestación vecinal frente a la estación de Matallana (Renueva) y no llegaban a cincuenta los que reclamaban solución a la integración de la vía estrecha con el tranvía urbano, ese obrón abortado y malbaratado.

Y Sócrates, mudo; lo tenía todo dicho.

En fin, con un tranvía cazurro deliró aquel alcalde Pacopoco y una Feve con hemorragias que tiró la estación por la ventana... qué curioso, ¿por qué en los ayuntamientos socialistas se empeñaron en meter tranvías fabricados en el extranjero?... pues por lo mismo que los populares cedieron en los suyos el mobiliario y publicidad por cincuenta años a una empresa francesa.