Prudencia en las familias y las empresas

España es el país que más ha reducido su endeudamiento en el sector privado durante la crisis. Los expertos consideran que el desplome del crédito pendiente de empresas y familias con las entidades financieras ha sido brusco y doloroso, pero necesario para recobrar una cordura que parece que llegó a los hogares con más fuerza a partir de 2010.

El caso es que las familias siguen teniendo en el gasto en la vivienda el grueso de la deuda que mantienen con los bancos. Es un activo al que los hogares españoles dedican un porcentaje de renta mucho mayor que el de sus vecinos europeos; y la crisis no ha hecho sino incrementar ese peso dentro de las familias que tienen un menor nivel de ingresos, o los han visto drásticamente reducidos con los problemas para encontrar un empleo.

En los últimos meses las estadísticas son reticentes a ratificar el optimismo generalizado sobre el incremento del consumo y el endeudamiento, gracias a la recuperación del empleo y por tanto de las rentas. León no sólo no es una excepción, sino que los datos se empeñan en mostrar que las familias y las empresas locales están aún lejos de formar parte de ese colectivo que ahora parecen ansiar las entidades financieras, que buscan en un mayor volumen de operaciones la rentabilidad que les niegan los tipos de interés históricamente bajos. Los bancos están abiertos al crédito, pero no a cualquiera. Es un crédito selectivo, que hace que la financiación esté aún muy lejos del alcance de muchos hogares y emprendedores locales.

El dato para el optimismo lo ponen las hipotecas. Por primera vez desde el inicio de la crisis aumenta tanto el número como el importe de los créditos inmobiliarios. La explicación del descenso de los préstamos está en que es mayor el volumen de las hipotecas que se amortizan que el de las que se firman.

En todo caso, la recuperación de la confianza y las rentas, y con ellas del endeudamiento, parece aún lejos de las perspectivas de los leoneses.