EDITORIAL: La minería entra en campaña olvidada por todos los políticos

Con más de seis nóminas sin cobrar, los mineros de la Vasco anuncian movilizaciones, con una marcha por la comarca de Gordón el próximo viernes, y entran con ruido en la campaña electoral. Lo hacen no sólo contra el Gobierno por la situación generada como consecuencia de la inacción del Ministerio de Industria y la más absoluta desconsideración hacia el sector, sino contra toda la clase política, hartos de buenas palabras, palmaditas en la espalda y flagrantes incumplimientos. A estas alturas del conflicto ya no se creen nada de nadie.

Porque de nada han servido las sucesivas exigencias al ministro José Manuel Soria respecto a los cumplimientos, a los que estaba obligado por firma, de los planes de ayudas al sector y de la puesta en marcha del mecanismo de suministro a las térmicas que garantizase la actividad extractiva, que debería haber entrado en vigor el 1 de enero, hace casi doce meses. Tampoco se ha hecho nada por frenar el ritmo de entrada del mineral de importación, incluso después de conocerse, como reveló este periódico, que por primera vez las eléctricas compraron este año más carbón foráneo que autóctono. Y no sirvió de nada la propuesta defendida por la Junta ante el Gobierno respecto a la exención del céntimo verde, que hubiese supuesto un balón de oxígeno para las mineras antes de crearse ese fantasmagórico grupo de trabajo para buscar alternativas para las cuencas que no las tienen. Para abundar en la sinrazón, el Consejo de Ministros aprobaba ayer el pago de 42,7 millones a Uminsa y CMC obligado por una sentencia judicial tras la denegación de las ayudas. En esa situación, mil familias —las de 400 mineros y 600 trabajadores de las subcontratas— afrontan las navidades con el dolor que supone haber acumulado meses sin entrar dinero en casa y, peor aún, la certeza de que nadie va a hacer nada por evitar la muerte del carbón.