Diario de León
León

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E n mi prehistoria, si hacías novillos en el colegio y te pillaban en los billares más vale que tu excusa no fuese del tipo «es que me levanté y creí que era domingo» o «me abdujeron unos extraterrestres». Una vez cogido, librarte de galeras —en el centro y en casa— exigía además de fina oratoria ciceroniana, ay, un milagro de san Judas Tadeo. Aunque ya no está en la edad, Fermín Guerrero hizo novillos. El letrado estuvo veinte horas desaparecido en un día de gran importancia para su defendida, Raquel Gago, presunta implicada en el asesinato de Isabel Carrasco. Creó una situación de alarma, que dio además pie a toda clase de elucubraciones, algunas aún no disipadas del todo. Cuando le encontró la policía su aspecto era el de haberse corrido una gran juerga. Ignoro si fue así, pues mi sentido de la misma consiste en pedir en Blas que las patatas estén picantes. En sus declaraciones a los medios ha alegado que «son cosas suyas personales». Como explicación resultó algo flojilla en sus fundamentos jurídicos. Don Fermín tenía que saber que no era domingo. Además en León no tenemos extraterrestres; algunos rarillos, sí, pero todos terrícolas. La noche le confunde, como a Dinio. Las de este abogado murciano empiezan a las cinco de la tarde.

Ah, el lenguaje, ese tribunal implacable. Se ha puesto de moda entre los políticos la expresión «por activa y por pasiva». Pablo Iglesias la tiene como coletilla, cómo no podía ser menos. Ayer mismo declaró que su partido no apoyará «ni por activa ni por pasiva» una coalición que incluya a Ciudadanos. En el colegio tuve un profesor que si además añadía «y por perifrástica», entonces, se mascaba la tragedia.

Pues sí, tras su tocata y fuga don Fernando se limitó a reconocer que lo suyo merecía «una colleja». Pero es juez y parte. Un jurado popular le consideraría merecedor de dos docenas, qué menos. Y atizadas no por fina mano de pianista. También añadió que quizá le echaron «algo en la bebida». Unos polvicos, que dicen en Murcia. En efecto, ah, el lenguaje. Sirve para advertir: «no te expliques, que es peor», pero también para entonar canciones de Sabina, como esa de: «y nos dieron las diez/ y las once/ las doce y la una/ las dos y las tres...».

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